Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un nuevo estudio de nueve años de duración sobre 3300 adultos mayores reveló que los hombres que hacían ejercicio de intensidad moderada a fuerte eran casi dos tercios menos propensos que los sedentarios a sufrir un ACV por un coágulo sanguíneo, que es la causa más común.
El ejercicio menos intenso, como caminar, no mostró el mismo beneficio. La actividad tampoco protegió a las mujeres, aunque, para los autores, eso se debería quizás a que muy pocas de las participantes del estudio hacían ejercicio. Los resultados aparecen en la edición reciente de la revista Neurology.
El ejercicio regular ayuda a controlar el peso, la presión arterial, la diabetes mellitus tipo 2 y otros factores de riesgo del ACV; algunos estudios previos habían hallado que la actividad física también reduciría el riesgo de ACV independientemente de esos beneficios. Aun así, a diferencia del infarto cardíaco, no lograron probar que el ejercicio puede prevenir el ACV.
Los nuevos resultados sugieren que la actividad más intensa sería especialmente protectora cuando se trata del ACV, por lo menos en los hombres.
"Fue la intensidad, y no las calorías quemadas, lo que pareció importar", dijo a Reuters Health el doctor Joshua Z. Willey, del Centro Médico de la Columbia University.
¿Por qué las mujeres no obtuvieron el mismo beneficio? Una posibilidad es la existencia de un factor no registrado.
Por ejemplo, citó Willey, el estudio careció de información sobre el uso de terapia de reemplazo hormonal (TRH), que está asociada con un aumento del riesgo de ACV; las mujeres más activas habrían sido más propensas a usarla.
"No hallamos beneficios en las participantes. Pero no podemos negar que existan", dijo el autor.
Willey insistió en que los resultados no deberían desalentar a las mujeres mayores. Cualquiera sea el efecto del ejercicio sobre el riesgo de ACV, existen muchos más beneficios, como la reducción del riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca, precisó.
Lo mismo se aplica a los adultos mayores que pueden hacer solo actividad suave, como caminar, lo que está demostrado que mejora la salud cardíaca.
El estudio incluyó a 3298 adultos mayores residentes en el norte de Manhattan; más de la mitad era hispano, un cuarto era negro y el 20%, blanco.
Solo el 20% de los participantes dijo que hacía actividades de intensidad moderada a fuerte, como trotar, nadar, andar en bicicleta o jugar al tenis. Casi el 41% era totalmente sedentario.
"Lo alarmante es que un gran porcentaje no hacía nada de ejercicio", señaló Willey. Eso, indicó el experto, destaca la necesidad de encontrar formas de alentar a los adultos mayores urbanos a hacer actividad física de manera regular.
Neurology: http://www.neurology.org/


Fuente: Nueva York , noviembre  25/2009 (Reuters Health)