La práctica de ejercicio hasta el final del embarazo no tiene efectos perjudiciales en el peso o la talla del feto, según los resultados de un estudio realizado por investigadores del Instituto Karolinska (Suecia) y publicado en el último número de la revista International Journal of Obesity (2009;33:1048–1057). Por el contrario, y como muestran las evidencia, el sedentarismo de la madre se relaciona con bebés más obesos. En este trabajo participaron un total de 160 mujeres entre 25 y 35 años, todas con hábitos sedentarios y sin riesgo de parto prematuro. La mitad de ellas siguieron un régimen de ejercicio bajo la supervisión de expertos en actividad física y ciencias del deporte, mientras que la otra mitad no hizo ningún ejercicio. Los autores del estudio utilizaron múltiples variables para evaluar la salud de los fetos, entre ellas el peso, la talla y la edad gestacional. Asimismo, analizaron los efectos del programa de entrenamiento que las mujeres desarrollaron durante el segundo y tercer mes de embarazo en el peso y la talla de sus bebés. En palabras del Dr. Jonatan R. Ruiz, director de la investigación, “la talla y la edad gestacional, así como otros parámetros de salud, fueron similares en el grupo de mujeres que siguieron el régimen de ejercicios que en aquellas que no realizaron actividad física durante la gestación, lo que indica que el ejercicio no hizo ningún daño a la salud de los fetos”. Los autores midieron también el peso de la madre antes de embarazo, la talla del feto y si la mujer había desarrollado o no diabetes durante la gestación. En el grupo de mujeres que no realizaron ejercicio, se observó que el peso de las madres antes de quedarse embarazadas estaba asociado al peso del recién nacido. “Las madres sedentarias con un elevado peso antes de la gestación dieron a luz a bebés con más peso. Esta relación, sin embargo, no se observó en el grupo de mujeres que practicaron actividad deportiva durante el embarazo”. |