Un tratamiento para el dolor resulta efectivo siempre y cuando pueda suprimir las señales de ese dolor en el cuerno dorsal –región de la médula espinal–, de acuerdo con los resultados de un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico Universitario Hamburg-Eppendorf de Hamburgo (Alemania) y publicado en el último número de la revista Science (2009 326: 404). Los científicos, dirigidos por el Dr. Falk Eippert, utilizaron imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf) para observar los cambios en la actividad de la médula espinal en voluntarios que creían que formaban parte de una prueba con una crema anestésica. Los investigadores aplicaron calor doloroso en el antebrazo de los voluntarios y compararon las respuestas de la medula espinal cuando estas personas creían que se había tratado su brazo con una crema de lidocaína o una crema control inactiva. En realidad ambos tratamientos eran idénticos y no poseían ninguna actividad farmacológica. Los resultados mostraron que la actividad neuronal en el cuerno dorsal de la médula espinal se reducía cuando los voluntarios creían que estaban recibiendo el tratamiento con lidocaína. Según señalan los investigadores, estos descubrimientos proporcionan evidencia directa sobre la hipótesis de que el efecto placebo funciona al menos en parte al activar los sistemas supresores del dolor que descienden del cerebro a la medula espinal. |