Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado hoy que la nueva gripe A(H1N1) tardará entre dos y tres años en convertirse en estacional, por lo que, hasta entonces no se podrá bajar el nivel de alerta por pandemia que estableció el pasado mes de junio.
 
En palabras Gregory Hartl, de portavoz de la organización, “la alerta sanitaria global no podrá bajarse del nivel seis hasta que no se reduzcan los contagios por el virus A/H1N1, que ya ha provocado al menos 4.500 fallecimientos en todo el mundo. Si se detecta que el virus circula de una forma más sostenible, entonces se podrá bajar el nivel pandémico, aunque por el momento no hay ningún indicio de que esto se pueda producir”.
 
Como ha sucedido en pandemias anteriores, la aparición de vacunas que inmunizan frente al virus favorece el control de los contagios, pues según Hartl, “es en ese momento cuando es más difícil la expansión del virus y éste comienza a actuar como una gripe estacional”.
 
Para ello, las autoridades nacionales en materia de salud pública deberán no sólo trabajar con los laboratorios farmacéuticos para desarrollar nuevas vacunas, sino también poner en marcha cuanto antes las campañas de vacunación. China fue el primer país en inmunizar contra la gripe A(H1N1), a finales de septiembre, mientras que Australia y Estados Unidos también han iniciado campañas en las que se prioriza la vacunación de niños y profesionales sanitarios.
 
 
No ha mutado
 
Sea como fuere, la OMS asegura que, por el momento, no hay ningún signo de que el virus haya mutado a una forma “más peligrosa o más suave” que el identificado en primer lugar en México y Estados Unidos. “Hasta el momento, el virus ha permanecido bastante homogéneo”.
 
El resultado es que la transmisión de gripe A(H1N1) se mantiene estable en las partes tropicales de América y Asia, “con una alta actividad de enfermedades respiratoria” en Colombia, Cuba y El Salvador. Por su parte, en el hemisferio austral las infecciones de gripe han disminuido con el final de la estación de invierno, según la OMS.