Millones de personas que padecen demencia suelen permanecer sin tratamiento o apoyo hasta que su enfermedad alcanza un punto crítico, según un informe publicado recientemente sobre los dilemas éticos de esta dolencia neurodegenerativa. El reporte de un grupo británico de ética médica criticó a las autoridades sanitarias por no tener una perspectiva más amplia sobre la demencia e instó a focalizarse en aliviar los problemas cotidianos que padecen aquellas personas que tienen la condición y quienes cuidan de ellos. La entidad Alzheimer's Disease International estimó que más de 35 millones de personas en todo el mundo sufrirán la condición u otras formas de demencia en el 2010. Los expertos prevén que esa cifra pueda ser duplicada cada 20 años, hasta alcanzar los 66 millones en el 2030 y más de 115 millones en el 2050. "Con frecuencia, las personas pueden recibir ayuda con sus problemas médicos, pero no existe la misma ayuda disponible para lidiar con los problemas éticos y morales que enfrentan", manifestó Tony Hope, presidente del Comité de Bioética de Nuffield y profesor de ética médica de la Oxford University. En el informe se muestra una comparación entre la asistencia del cáncer hace 20 años y la demencia en la actualidad. Indicó que ante el envejecimiento acelerado de las poblaciones, las autoridades de salud deben centrar sus enfoques en reconocer el enorme impacto de la demencia. "No es considerado aceptable hacer esperar a las personas con cáncer hasta el punto de crisis para que reciban respaldo, y las personas con demencia tampoco deberían esperar a un punto en el que solo los fármacos pueden ser útiles. Por lo general son las pequeñas cosas las más angustiantes, dijo a periodistas Rhona Knight, especialista en médico de familia y miembro del comité. La especialista señaló que los cuidadores de pacientes con demencia suelen necesitar asistencia a la hora de decidir, por ejemplo, si le mienten a sus seres queridos para que cooperen con el tratamiento o si los recluyen en el hogar o restringen su acceso a vehículos para mantenerlos a salvo. Existen pocos tratamientos para la enfermedad de Alzheimer, que es la forma más común de demencia, y otros tipos de la condición como la demencia vascular, que provoca coágulos cerebrales. Los medicamentos pueden aliviar los síntomas por un tiempo, pero los pacientes pierden progresivamente la memoria y su capacidad para comprender el mundo y para valerse solos. Por el momento no hay cura y se prevé que los costos de la condición se incrementarán drásticamente en las próximas décadas. Los especialistas citaron un estudio del 2005 del Instituto Karolinska, en Suecia, que señaló que la demencia cuesta a las economías globales 315 mil millones de dólares anuales, 227 mil millones a los países ricos y 88 mil millones a los de bajos y medianos ingresos. El informe británico muestra que la clave para mejorar la asistencia es cambiar las actitudes y asegurar que la atención se brinde desde los primeros momentos de la enfermedad. Fuente: Londres, octubre 1/2009 (Reuters) |