Si el aumento de la esperanza de vida que prevaleció en los dos últimos siglos se mantiene, más de la mitad de los bebés actuales de los países desarrollados podrían celebrar su 100 aniversario, e incluso en un estado de salud bastante bueno. Según un estudio dirigido por el profesor Kaare Christensen, de la Universidad del Sur de Dinamarca, en Odense, y publicado por The Lancet, el aumento de la esperanza de vida fue de unos 30 años en el siglo XX en Europa occidental, América del Norte y Australia, aún mayor en Japón y en algunos países como España e Italia. La probabilidad de supervivencia hasta los 90 años de las personas de 80 años de edad era en 1950 del 15% al 16% para las mujeres y del 12% para los hombres. En el 2002 era, respectivamente, de 37% y 25%. En Japón, el país donde era mayor la esperanza de vida, ahora es de 50% para las mujeres. En vista de la tasa de fallecimientos, 3 de cada 4 de los bebés nacidos en los países ricos podrían vivir al menos hasta los 75 años, incluso si las condiciones de salud promedio de la población no mejorasen. Si por el contrario, estas condiciones siguieran mejorando al mismo ritmo que en los dos siglos pasados, la mayoría de estos niños llegará a los 100 años. Los investigadores concluyen que "vivir mucho tiempo es posiblemente el destino de la mayoría de las personas que viven hoy en los países ricos. Es más, su discapacidad en la vida corriente sería limitada. Cuatro estudios en Francia muestran que los años ganados en las últimas décadas fueron con dificultades moderadas y no graves. Queda el problema del peso económico de una población que envejece. En Alemania, por 100 personas de 15 a 64 años de edad había, en 1956, 16 con más de 65 años. Estas personas serán 60 en el 2056. Muchos países están considerando la posibilidad de aumentar la edad de jubilación, pero si las personas mayores trabajasen a tiempo parcial, como algunas parecen desearlo, los jóvenes trabajarían menos horas por semana. Así, el siglo XXI podría ser el de la redistribución del trabajo entre las edades de la vida, y se estiman que las semanas de trabajo más cortas a lo largo de la vida en las que se trabaja más tiempo, podría contribuir al aumento de la esperanza de vida. The Lancet: http://www.thelancet.com Fuente: París, octubre 1/2009 (AFP) |