Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El economista jefe para América Latina y el Caribe del Banco Mundial, Augusto de la Torre, aseguró en Madrid que “los países ricos son los culpables del calentamiento global y del cambio climático", pero indicó que Latinoamérica tiene "una gran responsabilidad" en los esfuerzos por combatirlo.
De la Torre explicó en una conferencia en la Casa de América de Madrid que "el 75% de las acumulaciones de carbono que hay en la atmósfera han sido generadas por países desarrollados" pero América Latina "tiene la responsabilidad de conservar el 33% de la biodiversidad forestal que alberga", puntualizó.
El economista ecuatoriano manifestó que en el caso de que los países desarrollados dejaran de emitir gases, sería necesario que los países en desarrollo redujeran sus emisiones en un 30% para que a finales de siglo la temperatura del planeta no ascienda en cuatro grados centígrados.
"Uno no puede lavarse las manos por ser un país menos rico, y Latinoamérica forma parte de la solución", indicó el funcionario. Además, advirtió que aunque la región ha gestionado históricamente la electricidad de una manera más limpia, “el camino que está tomando es peligroso, porque tiende a una matriz más sucia, como el carbón".
“A Latinoamérica le compete preocuparse por la adaptación a los problemas derivados del cambio climático porque éstos ya son tangibles, y son necesarias políticas públicas efectivas", precisó.
El economista Jefe del Departamento para el Desarrollo Sostenible en América Latina y el Caribe del Banco Mundial, John Nash, explicó que “es posible responder al desafío del cambio climático sin tener que renunciar al desarrollo económico" y anunció los pronósticos devastadores a los que se enfrenta la región latinoamericana si no se toman medidas al respecto.
Entre las consecuencias del calentamiento global, Nash citó el aumento de catástrofes naturales, con una incidencia en América Central de una cada tres años, frente a una cada cuatro, como se registraba en la década de los ochenta.
El incremento de enfermedades tropicales, el blanqueo o la muerte de los arrecifes de coral -que según las previsiones podrían desaparecer completamente en 50 años- o el derretimiento de los glaciares andinos son otros de los efectos que el cambio climático está provocando en América Latina.
Según los estudios del Banco Mundial, la amenaza que el calentamiento del planeta supone para la agricultura en la región supondrá que la producción agrícola se reduzca entre un 12 y un 50% en América del Sur en el año 2100.
"Aunque pueda llegar a registrarse un aumento en el Cono Sur, ya que las temperaturas serán más suaves habrá fuertes pérdidas en el norte que, en el caso de México podrían suponer entre 30 y 85%", destacó Nash.
Ante esta situación los economistas proponen "implantar un precio al carbono" y operar de manera equitativa en las diferentes zonas del globo reduciendo las emisiones donde resultara menos costoso y "compensando económicamente a estas zonas por hacer ese esfuerzo planetario".
“Es necesario que haya un compromiso y un liderazgo por parte de los países con altos ingresos. Deben financiar la innovación y transferir tecnología a los países emergentes", insistió De la Torre. El economista aseguró que la contribución de América Latina depende de que el marco internacional sea amigable a sus ventajas.
“Necesita mecanismos de apoyo a la deforestación evitada y que le sea reconocido el potencial hidroeléctrico con bajo impacto social y ambiental que puede desarrollar. En este sentido habrían de tomarse políticas públicas 'sin remordimientos' como mejorar los servicios de meteorología para aumentar la productividad agrícola", agregó.
Latinoamérica puede contribuir reduciendo las emisiones causadas por la deforestación, superando los impedimentos al desarrollo hidroeléctrico mediante el consenso con los grupos sociales, aumentando la eficiencia energética y transformando el transporte público, pero para esto se necesita el apoyo de los países desarrollados, porque la región tiene otras prioridades inmediatas como la pobreza y el hambre, admitió De la Torre.


Fuente: Madrid, septiembre  22/2009 (EFE)