Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El 58 por ciento de las personas mayores de 80 años en el área mediterránea no tienen niveles adecuados de vitamina D, según ha afirmado Salvador Zamora, catedrático de Fisiología de la Universidad de Murcia, durante la clausura del Máster Europeo en Alimentación, Nutrición y Metabolismo de la Universidad de Navarra enmarcado en la cátedra Tomás Pascual-Universidad de Navarra. “Es por ello necesario- ha señalado- medir esta vitamina a los mayores antes de decidir cualquier otra terapia o medicación, y ofrecer suplementos alimenticios que la contengan en caso de que sea necesario”.

En su intervención, el experto ha subrayado que la esperanza de vida en España es la más alta de Europa, existiendo “un colectivo institucionalizado que supera los 80 años, que crece a un ritmo de 3,9 por ciento y que ya es objeto de evaluación nutricional”.

Asimismo, el 73 por ciento de las personas mayores toma más de cinco medicamentos o fármacos al día y el 50 por ciento consume habitualmente antihipertensivos, antiinflamatorios o ansiolíticos, lo que afecta indiscutiblemente a la manera de metabolizar los alimentos. En el caso de la absorción, “el envejecimiento produce que la superficie global del intestino vaya disminuyendo y la motilidad intestinal también, lo cual justifica la presencia del estreñimiento, algo muy común a la población de las personas mayores”, ha destacado.

La importancia del ejercicio
Por otra parte, Salvador Zamora se ha referido a la importancia de mantenerse siempre físicamente activo y, especialmente, a una edad avanzada. “Hacer ejercicio evita y regenera las pérdidas de tejido muscular y tejido óseo en personas de edad avanzada”. A este respecto, el experto ha afirmado que “basta con caminar, bailar o subir algunas escaleras. A aquellos mayores que no puedan caminar, les recomiendo que hagan el movimiento de la máquina de coser -apoyar el talón y moverlo hacia delante y hacia atrás- o que giren sus muñecas mientras sostienen algún objeto”. A su juicio, “estos ejercicios permiten pequeños avances en la autonomía individual que producen grandes satisfacciones, como poder levantarse de una silla con el impulso de los propios brazos“.

Por último, ha advertido de que “cada persona tiene un nivel de actividad física que puede realizar. Si sobrepasamos este nivel, el metabolismo se oxida más de lo conveniente y por tanto, en lugar de resultar un beneficio nuestra salud, será un perjuicio”.