Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una hormona de crecimiento alterada genéticamente podría ser un arma poderosa contra la colitis ulcerosa, una afección difícil de controlar que afecta a cientos de miles de personas, sugirió un estudio publicado en el número más reciente de la New England Journal of Medicine. Las personas aquejadas de colitis ulcerosa sufren de dolor abdominal y diarreas con hemorragia.

Los médicos ignoran la causa de la enfermedad. Pero, luego de dos semanas de enemas a las que se añadió el factor de crecimiento epidérmico, 10 de 12 pacientes dejaron de sufrir problemas de movimiento del intestino en medio de la noche y sus deposiciones eran sólidas y libres de sangre, dijo el doctor Jeremy M.D. Nightingale, uno de los investigadores. Sólo una de 12 personas en un grupo de control tuvo un movimiento intestinal regular. Sin embargo, el estudio fue pequeño y el tratamiento debe ser comparado con enemas antinflamatorios basados en esteroides, que han mostrado su eficacia, dijo Nightingale, gastroenterólogo de la Royal Infirmary de Leicester, Inglaterra.

El médico analizó a 24 personas con colitis ulcerosa que afectaba sólo el recto y una tercera parte del intestino grueso. Doce recibieron enemas de una proteína producida por las glándulas salivares. Otros 12 recibieron enemas sin la proteína. Los 24 también recibieron mesalamina oral, un antinflamatorio vinculado con la aspirina. Sin embargo existe un posible efecto secundario que es necesario determinar. Los médicos ignoran si la proteína aumenta la posibilidad de cáncer al incrementar la proliferación de células.

El doctor Richard Blumberg, gastroenterólogo del hospital de Mujeres Brigham, de Boston, dijo que esas proteínas pueden ser más costosas que la mesalamina, o las enemas a base de esteroides, que ya han demostrado su eficacia. Las enemas a basadas en hormonas alteradas genéticamente no son una cura, aunque sus efectos duran bastante, dijo Nightingale.

Luego de tres meses, nueve pacientes que recibieron placebos necesitaron esteroides para restablecer su ritmo intestinal, comparado con cuatro que recibieron la proteína. Tras seis meses, cada paciente que recibió enemas inocuos necesitó esteroides, comparado con seis pacientes a los que se administró proteínas.