Trasplante de cara
El trasplante de cara realizado entre ayer y hoy por el Dr. Pedro Cavadas en el Hospital La Fe de Valencia es el octavo de este tipo que se realiza en todo el mundo, lo que vuelve a demostrar el liderazgo de España en materia de trasplantes, al convertirse en el segundo país europeo después de Francia que realiza esta técnica experimental.
El primer trasplante facial se realizó en 2005 en Francia a una mujer, Isabel Dinoire, cuyo rostro fue desfigurado por las mordeduras de un perro. Tras ésta, se han realizado seis operaciones más (3 en Francia, 2 en Estados Unidos y una en China), a las que a partir de hoy hay que unir la realizad en Valencia, que fue aprobada por la Comisión de Trasplantes del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS) el pasado 25 de junio.
Dicho organismo dio también luz verde al Hospital Virgen del Rocío de Sevilla para realizar otra intervención de este tipo, pero todavía se encuentra a la espera de un donante compatible. La aprobación de un tercer trasplante de cara en España, en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona, recibió el visto bueno de esta comisión el pasado 11 de agosto.
La ley exige un informe previo de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT) para cada paciente, según el Real Decreto 1301/2006 de Calidad y Seguridad de células y tejidos, que posteriormente se discute en el seno de la citada comisión. No obstante, cada informe positivo es para un paciente concreto, por lo que el visto bueno de hoy no puede hacerse extensivo ni a un equipo, ni a un hospital.
Tejidos faciales de un varón fallecido en accidente de tráfico
Según explicó en su momento el Dr. Cavadas, el paciente -un hombre de 43 años- es un hombre con "un problema muy grave" que fue seleccionado hace "muchos meses" para practicarle una intervención "mucho más complicada que cualquier otra operación", como demuestra que haya estado más de 15 horas en quirófano. Los tejidos faciales son de otro varón de 35 años, fallecido en accidente de tráfico.
Como el resto de candidatos para esta intervención, se trata de un paciente entre los 18 y los 50 años; no fumador; sin problemas de sobrepeso, diabetes o infarto ni enfermedades importantes, en especial tumores, en los últimos 10 años, y que se encuentra en una situación extrema, con traumatismos graves y secuelas de quemaduras.
La intervención, en la que participó un equipo de más de 30 personas entre cirujanos y otros profesionales sanitarios, consiste en un trasplante microquirúrgico en el que el objetivo es reparar todos los nervios de la cara, las arterias y venas, conductos salivares y las comisuras faciales del paciente, que debe ser del mismo sexo, raza y grupo sanguíneo que el donante. Su realización tiene repercusiones físicas y un impacto psicológico.