Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La incorporación, cada vez mayor, de la Resonancia Magnética ha sido en los últimos años uno de los principales avances en la detección y seguimiento del cáncer de mama ha sido la incorporación, cada vez mayor, de la Resonancia Magnética (RM). La Asociación Americana contra el Cáncer ya incluye en sus guías de recomendaciones la RM como una herramienta de cribado que debe utilizarse en cualquier mujer con un riesgo superior al 20 por ciento de desarrollar un cáncer de mama a lo largo de su vida. Éste y otros temas relacionados con los avances en el diagnóstico de este tumor serán abordados en la 2ª Revisión anual de avances en cáncer de mama. Ragma09 que organiza el Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (GEICAM), grupo líder en la investigación clínica del cáncer de mama en España y a la que asisten más de 300 expertos.

Para Pedro Sánchez Rovira, miembro del Comité Organizador, “la RM está especialmente indicada en mujeres con riesgo elevado de desarrollar cáncer de mama por antecedentes familiares, portadoras de mutación BRCA 1 y BRCA 2, sobre todo en los casos con mamas densas en los que disminuye de forma significativa la sensibilidad de la mamografía”.

Todas las mujeres constituyen un colectivo especial de riesgo ante esta patología y los expertos insisten en la importancia que tiene un diagnóstico temprano. El diagnóstico precoz constituye en la actualidad la mejor arma para reducir la mortalidad y, hasta el momento, la mamografía sigue siendo la única técnica que ha facilitado el diagnóstico de un mayor número de tumores pequeños y de bajo grado, lo que se ha traducido en un descenso del número de muertes.

Teniendo en cuenta la eficacia de esta prueba y, aunque los programas de cribado se iniciaron a partir de los 50 años, los responsables de estos programas en las comunidades autónomas están incorporando a mujeres entre 45-50 años y 65-69 años, con el fin de reducir los casos en los que el tumor se detecta en estadios más avanzados. “En el caso de mujeres con cáncer hereditario”, afirma Sánchez Rovira, “el consejo es que se sometan a esta prueba cinco años antes del primer diagnóstico en la familia. Si por ejemplo tenemos una mujer diagnosticada de cáncer de mama a los 50 años, las familiares deberían hacerse las mamografías a partir de los 45 años”.

El estudio Excel

La quimioprevención (el uso de fármacos para reducir el riesgo de desarrollar un tumor) es actualmente el reto terapéutico en el cáncer. Con este objetivo, el GEICAM puso en marcha el primer estudio en nuestro país para la prevención del cáncer de mama en mujeres sanas con alto riesgo de padecerlo.

Tal y como señala José Enrique Alés, coordinador del estudio y miembro del Comité Organizador de la 2ª Revisión anual de avances en cáncer de mama, “si se cumplen las expectativas, se podría reducir en un 65% la aparición de este tumor en la población femenina. Lo que equivale a evitar entre dos y tres mil nuevos casos de cáncer de mama que se producen cada año en España”.

Por su parte, el presidente de GEICAM, Miguel Martín, afirma que “se trata de una de las investigaciones más novedosas que se está desarrollando en nuestro país. Responde a una filosofía terapéutica muy concreta: durante años hemos tratado el cáncer de mama cuando estaba diseminado. Después comprobamos que podíamos tratarlo antes de que se produjera la recaída o después de la cirugía, como tratamiento adyuvante. Ahora, estamos en un momento crucial en el que plantearnos dar un paso adelante y tratar el tumor antes de que aparezca clínicamente, lo que denominamos quimioprevención”.

De este estudio, en el que ya están reclutadas más del 80% de las mujeres que van a participar, se tendrán los primeros resultados en el año 2011. Se espera que participen 500 españolas, del total de la muestra de 4.560 mujeres, contando con las reclutadas en Estados Unidos y Canadá, los dos países que junto con España llevan a cabo el estudio.

El objetivo de este ensayo clínico es demostrar si un inhibidor de la aromatasa, el exemestano, previene la aparición de cáncer de mama en mujeres de alto riesgo.

Los avances de los bifosfonatos

Matthew Winter, del Cancer Research Center de Sheffield (Reino Unido), ha abordado los avances más relevantes de la actividad antitumoral de los bifosfonatos en el tratamiento del cáncer de mama. Hasta el momento, estos medicamentos se utilizaban para prevenir la pérdida de masa ósea que producen los tratamientos para el cáncer de mama. Las últimas investigaciones apuntan a que estos fármacos, en concreto el ácido zoledrónico que es el que se ha analizado, tienen un importante efecto antitumoral cuando se administran en combinación con la quimioterapia.

“Los últimos datos”, afirma el doctor Winter, “ponen de manifiesto la capacidad de los bifosfonatos para interrumpir el curso de la enfermedad, modificando así el proceso metastático y reduciendo el riesgo de recaída”. El doctor Winter es uno de los principales especialistas a nivel internacional que actualmente estudia el efecto antitumoral de los bifosfonatos y autor principal del estudio Azure, en el que han participado 3.360 pacientes de 174 hospitales y siete países diferentes, a las que se les administró terapia con bifosfonatos, junto con quimioterapia, después de haber sido operadas (adyuvancia).

Terapias individualizadas

Las nuevas terapias individualizadas para el cáncer de mama han sido analizadas por la doctora Jenny C. Chang, del Baylor Collage of Medicine de Houston (Estados Unidos). La doctora Chang es pionera en el desarrollo de estudios de “firma” génica que ayudan a predecir las respuestas a fármacos, evitando así que las pacientes reciban tratamientos innecesarios, y a identificar nuevas dianas terapéuticas. También está desarrollando nuevas líneas de investigación con células madre y su utilidad clínica en los tumores que muestran resistencia a la quimioterapia.

Actualmente, la doctora Chang dirige sus investigaciones a las nuevas terapias biológicas, así como a la investigación traslacional para identificar los factores moleculares que pueden predecir la respuesta a diferentes tratamientos con quimioterapia. En relación a las terapias anti-HER 2 (los tumores con afectación de la proteína HER 2 suelen ser más agresivos y se diseminan más rápidamente, por lo que su tratamiento es diferente al de otros cánceres de mama), su principal aportación se ha centrado en la personalización de las terapias dirigidas.

“La doctora Chang”, explica el doctor Alés “ha realizado dos estudios consecutivos, uno con trastuzumab y otro con lapatinib, en los cuales se vio que las mujeres con cáncer de mama HER 2+, unas respondían mejor a un tratamiento y otras a otro. Observaron que la respuesta dependía de que los tumores tuvieran determinadas alteraciones. Es decir que aunque todas sean HER 2+, en función de determinadas alteraciones moleculares, puede resultar más eficaz un medicamento que otro. Los resultados definitivos nos ayudarán a seleccionar tratamientos dentro del subgrupo de mujeres con este tipo de tumor”