Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Según el artículo publicado en el último número de la revista Cell, Investigadores de la Universidad de Yale (Estados Unidos) han desvelado los mecanismos moleculares que utiliza la bacteria Salmonella enterica para entrar e infectar las células intestinales del organismo.
 
Una única proteína permite a S. enterica invadir las células que cubren el intestino y apropiarse de las funciones celulares para evitar su destrucción. El descubrimiento arroja luz sobre los mecanismos de esta bacteria que cada año causa la muerte de más de dos millones de personas. En palabras del Dr. Jorge Galán, investigador principal del estudio, “en términos evolutivos, esta apropiación de la maquinaria celular para diversificar el funcionamiento de una proteína es asombroso”.
 
La salmonela causa enfermedad cuando toma el control de las células que cubren el tracto intestinal utilizando la estructura especializada de ‘nanojeringuilla’ denominado ‘sistema de secreción tipo III’, con la que inyecta proteínas bacterianas que imitan a las propias de la célula infectada y ayudan al patógeno a evitar su destrucción.
 
Concretamente, el estudio describe el papel clave que juega la proteína bacteriana SopB en la entrada de la salmonela en la célula y en su posterior camuflaje interno. En un primer momento, SopB funciona dentro de la membrana plasmática de la célula para forzar a la célula a asimilar el patógeno, que es luego encapsulado dentro de una vesícula.
 
En segundo lugar, SopB ayuda a evitar que la vesícula sea absorbida por el lisosoma, el componente de la célula que degrada proteínas. Para conseguirlo, SopB debe moverse de la membrana plasmática de la célula a la membrana de la vesícula interna que contiene el patógeno.
 
Los investigadores descubrieron que la salmonella fuerza a la célula a marcar la proteína SopB con una etiqueta llamada ubiquitina. Añadir esta etiqueta a la proteína bacteriana permite que sea reconocida por la maquinaria celular que suele mover las proteínas de la membrana plasmática a las vesículas internas.
 
Como concluye el Dr. Galán, “estos estudios proporcionan una información clave sobre los mecanismos mediante los que este importante patógeno produce la enfermedad. Además, este descubrimiento podría apuntar a nuevos paradigmas que podrían aplicarse a otros patógenos fundamentales”.