Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Dos estudios demuestran que los niños pequeños a los que les cuesta mucho controlarse engordan más rápido y tienen mayor riesgo de tener sobrepeso durante la niñez.
Pero la buena noticia es que existe cada vez más evidencia de que los infantes pueden aprender a controlar su conducta, y su alimentación, con eficiencia.
"Es como si se pudiera entrenar a los niños a que aprendan cómo regularse", comentó la doctora Lori A. Francis, de la Pensylvania State University, investigadora de uno de los estudios.
Francis y su colega, la doctora Elizabeth J. Susman, midieron la capacidad de 1061 niños de controlarse a los 3 años y de demorar la gratificación a los 5, y les controlaron el aumento del peso corporal hasta los 12 años.
En la primera prueba, los niños de 3 años quedaron solos en una habitación con un juguete tentador durante 150 segundos; aquellos que pudieron esperar por lo menos 75 segundos antes de empezar a jugar fueron considerados con un alto nivel de autorregulación, mientras los que no pudieron aguardar tanto fueron considerados con bajo autocontrol.
A los 5 años, los niños recibieron una pila pequeña y una grande de galletas con formas de animales y de bombones según los gustos individuales.
Los investigadores les dijeron que podían comer de la pila pequeña en cualquier momento después de que el supervisor saliera de la habitación, pero que tendrían que tocar una campana para que el supervisor regresara.
El equipo también les explicó que podrían comer la pila grande si esperaban hasta que el supervisor volviera por su cuenta.
Los pequeños que tenían problemas con ambas tareas de autocontrol engordaron más rápido y eran más propensos a tener a los 12 años un índice de masa corporal más alto que el normal para la edad.
En otro estudio, la doctora Julie C. Lumeng, de la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, probó la capacidad de niños de 4 años para demorar la gratificación con una versión del test de la pila pequeña y de la grande.
Les dijo a los niños que podían tener la pila grande de dulces si esperaban siete minutos antes de probarlos. El 47% de los 805 participantes no pudo esperar los siete minutos. Esos niños eran un 29% más propenso a tener sobrepeso a los 11 años.
Ayudar a los niños a autorregularse demostró mejorar su conducta e influir en sus elecciones alimentarias y la exposición a la televisión, señalaron Francis y Susman. Las intervenciones conductuales orientadas específicamente a la alimentación, dijo Francis, también darían resultado.
En un editorial sobre los estudios, los doctores Robert C. Whitaker y Rachel A. Gooze, de la Temple University, opinan que mientras que ayudar a los niños a construir el autocontrol sería una posibilidad potencial para luchar contra la obesidad, considerar que los niños con bajo autocontrol, tienen una "falla de autorregulación", tendría sus riesgos.
"Definir la baja autorregulación como un problema actuaría en contra de los esfuerzos de los pediatras de ayudar a los padres a respaldar las cualidades de sus hijos y ver sus limitaciones como posibles fortalezas", escriben.
Whitaker y Gooze sostienen que, por ejemplo, los niños que peor la pasan hasta poder tener un juguete crecerían "para producir los juguetes imaginarios para la próxima generación de niños", mientras que sufrir la privación ante alimentos sabrosos sería un problema cuando la comida falta.


Fuente: Nueva York, abril  9/2009 (Reuters Health)