Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Una combinación de fármacos frecuentemente utilizada tras un síndrome coronario agudo, como un ataque cardíaco o una angina inestable, puede aumentar en ciertos pacientes el riesgo de volver a padecer un fenómeno trombótico. Un equipo de investigadores del Denver VA Medical Center, Estados Unidos, ha estudiado los efectos de la terapia combinada de antiagregantes plaquetarios y antihemorrágicos y publican sus resultados en Journal of the American Medical Association (JAMA). El tratamiento indicado para los fenómenos trombóticos es la combinación de dos antiagregantes plaquetarios: la aspirina y el clopidogrel. Esa terapia dual consigue que la sangre esté más fluida pero, a su vez, el riesgo de sufrir una hemorragia aumenta. Es por ello que, además de los fármacos antitrombóticos, los cardiólogos recetan con frecuencia un inhibidor de la bomba de protones (IBPs), que reduce el peligro de padecer una hemorragia gastrointestinal. Esta combinación, ampliamente utilizada en la práctica médica, podría no ser aconsejable para todos los pacientes que han sufrido un síndrome coronario agudo. El equipo investigador estadounidense ha descubierto que la administración conjunta de esas sustancias puede aumentar la probabilidad de que el fenómeno se repita y, el número de hospitalizaciones y muertes sea mayor entre los pacientes que reciben la terapia combinada. Los científicos estudiaron los casos de 8205 pacientes que sufrieron un síndrome coronario agudo. De ellos, 5244 (un 63,9%) recibió la terapia combinada, frente a 2961 (un 36,1%) que sólo fue tratado con clopidogrel. Un 29,8% de los pacientes del primer grupo falleció o fue hospitalizado como consecuencia de una repetición del síndrome coronario agudo, frente al 20,8% de los casos de los individuos que sólo tomaron antiagregantes. Además, el 14,6% de los pacientes que tomaron clopidogrel y IBPs fueron varias veces hospitalizados (frente al 6,9% que no fue tratado con el inhibidor de la bomba de protones), y el 15,5% tuvo que someterse a procedimientos de revascularización (en el segundo grupo la cifra fue del 11,9%). En declaraciones a EFE, el secretario general de la Sociedad Española de Cardiología, Esteban López de Sá, explicó que la combinación de las terapias antitrombóticas y antihemorrágicas tras un infarto del miocardio se administra alrededor de un 50% de los pacientes. López de Sá indicó que los efectos adversos de la combinación de esos fármacos “preocupa a todos los cardiólogos”, que vienen contemplando desde hace dos años la posibilidad de esta interacción. El experto explicó que el riesgo de volver a padecer un síndrome coronario agudo sólo afecta a determinados pacientes. Para que el clopidogrel tenga efectos de antiagregante plaquetario necesita que el hígado lo active. Según el cardiólogo, jefe de la Unidad Coronaria del hospital madrileño La Paz, en determinados pacientes con una configuración genética concreta, el inhibidor de la bomba de protones interfiere en el metabolismo del antiagregante, que disminuye su efectividad. Como la actividad del clopidogrel decrece, el riesgo de trombosis podría aumentar. La elección del tratamiento es difícil, pero López de Sá aboga por un estudio personalizado de los pacientes que tenga en cuenta su genética, sus antecedentes e historial de hemorragias, sus niveles de coagulación y el número de episodios trombóticos que han padecido. El experto dijo que los individuos que toman la terapia combinada de fármacos no deben alarmarse y, sobre todo, no abandonar el tratamiento: la falta de clopidogrel puede terminar en un infarto y la de IBPs en una hemorragia, ambas con potenciales consecuencias fatales. López de Sá aseguró que ya se están desarrollando medicamentos que eviten la interacción perjudicial de clopidogrel y el inhibidor de la bomba de protones. JAMA: http://jama.ama-assn.org/ Fuente: Redacción Internacional, marzo 3/2009 (EFE) |