Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los análisis de sangre rutinarios que se emplean en pacientes con sospecha de infarto de miocardio sirven también para medir el riesgo de enfermedad coronaria en pacientes renales sometidos a diálisis mientras están a la espera de un trasplante de riñón.



Es la conclusión de una investigación realizada por un equipo de la Universidad de Maryland y publicada en el último número de "JAMA".



Las pruebas a las que se refieren miden los niveles plasmáticos de troponina T y de proteína C reactiva, y se usan con regularidad para detectar infartos de miocardio silentes y pequeños, así como para comprobar el riesgo de cardiopatía isquémica. Para los autores, permiten también a los médicos calcular el riesgo de infarto en enfermos con insuficiencia renal que no presentan síntomas cardíacos.



En su artículo explican que, a pesar de los avances en el campo de la diálisis, las tasas de mortalidad en enfermos renales terminales siguen siendo del 23% cada año, y que los problemas cardiovasculares son responsables de casi el 45% de estos fallecimientos. Asimismo, los problemas cardíacos siguen siendo elevados tras el trasplante renal, y causan la mitad de las muertes registradas en los primeros 30 días tras el trasplante, la mayoría por infarto de miocardio.



En su investigación, iniciada en 1998, incluyeron a 224 pacientes con insuficiencia renal terminal sin síntomas cardíacos. Tomaron muestras de sangre de todos ellos y midieron la troponina T cardíaca y la proteína C reactiva. Los pacientes fueron seguidos una media de 3,5 años. Durante este período, fallecieron 117 pacientes, 62 de ellos por causa cardíaca.



Los resultados muestran que el riesgo de muerte es 2,5 veces superior entre los enfermos que presentan niveles elevados de las dos citadas proteínas, respecto a aquellos con bajos niveles. Además, utilizaron radiografía para la detección de la enfermedad coronaria y encontraron que los pacientes con elevados niveles de troponina T tienen 3 veces más riesgo de presentar múltiples bloqueos, incluso en ausencia de síntomas.



JAMA 2003;290:353-359