Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

De acuerdo con las conclusiones de un estudio publicado en la revista Human Reproduction y llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido), las mujeres que han padecido estrés por la muerte o enfermedad grave de un ser querido inmediatamente antes de quedar embarazadas presentan un mayor riesgo de parto prematuro. Es más, los resultados confirman la evidencia de que el estrés grave puede influir en las complicaciones del embarazo, caso del bajo peso al nacer o del parto del feto muerto.

Evaluados los casos de más de un millón de mujeres danesas, los autores hallaron que aquellas que tenían un hijo después de los 24 años y habían sobrellevado la muerte o enfermedad grave de un familiar inmediatamente antes del embarazo solían dar a luz prematuramente.
Concretamente, las mujeres que padecieron este tipo de estrés durante los seis meses previos al embarazo eran hasta un 16% más propensas a tener un parto prematuro. En el caso de que fuera un hijo propio el que hubiera muerto o enfermado, la probabilidad de tener un parto prematuro aumentaba hasta un 23%, mientras que el riesgo de dar a luz mucho antes de fecha crecía un 59%.

En palabras del Dr. Ali Khashan, investigador principal del estudio, “es posible que experiencias altamente estresantes, caso de las referidas, tengan efectos hormonales que determinen el parto prematuro en algunas mujeres”. Así, el estrés grave antes o cerca del momento de la concepción alteraría los niveles femeninos de la hormona del estrés (cortisol) y la hormona liberadora de la corticotropina (CRH), que participan en la implantación embrionaria y la formación de la placenta, indicó el autor.

Los niveles de la CRH generalmente aumentan antes del nacimiento del hijo y en las mujeres que tienen parto prematuro se observó un “incremento precoz” de la hormona. Aun así, la mayoría de las mujeres que padecen estrés grave antes del embarazo no tendrá parto prematuro. En el estudio, apenas el 4,5% de ellas tuvieron a sus bebés prematuramente, esto es, antes de la semana 37 de gestación.