Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una presión arterial elevada está asociada a una peor función cognitiva en personas mayores, en particular entre aquellas que ya tienen hipertensión, según un estudio de la Universidad de Carolina del Norte (Estados Unidos), que se publica en el "Journal of Gerontology: Psychological Sciences".

El estudio incluyó a personas de entre 60 y 87 años y se examinó la relación entre la presión arterial y la función cognitiva. Los participantes midieron su presión arterial y completaron tareas cognitivas durante dos veces al día en un periodo que comprendía 60 días consecutivos.

Los investigadores descubrieron una relación significativa entre la presión arterial individual y los resultados de las pruebas mentales. Los individuos con presión arterial elevada tendían a obtener peores resultados en las pruebas, en particular en los momentos en los que su presión se encontraba por encima de su media habitual.

Jason Allaire, coautor del estudio, explica que los individuos que tenían una media de presión arterial sistólica de 130 mm Hg o más mostraron una reducción significativa en la función cognitiva cuando su tensión aumentaba a registros altos.

Sin embargo, el investigador señala que los participantes con cifras tensionales más bajas o normales no mostraron cambios en su función cognitiva, incluso cuando su presión arterial se elevaba.

En concreto, el estudio muestra una relación entre los picos de presión arterial en los mayores con hipertensión y una disminución en su razonamiento inductivo. "El razonamiento inductivo es importante porque es sobre todo la capacidad para funcionar con flexibilidad con información desconocida y encontrar soluciones", añade el Dr. Allaire.

Según el investigador, los descubrimientos podrían indicar que el estrés mental es en parte responsable de la mayor presión arterial y el correspondiente deterioro de la función cognitiva. Sin embargo, apunta que las fluctuaciones normales en la tensión probablemente también participan en este proceso.

Estos resultados demuestran, según los autores, que la relación entre presión arterial y la cognición a nivel interpersonal y a nivel de la propia persona deberían ser estudiadas de forma simultánea.