Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las autoridades de salud de Estados Unidos dieron vía libre el miércoles, al primer test específico de detección del virus del Nilo occidental, en un intento por controlar la extensión de la enfermedad.

La Administración de Fármacos y Alimentos (FDA) de Estados Unidos anunció que la prueba consiste en la detección de los niveles del anticuerpo IgM en la sangre en personas sospechosas de tener la enfermedad. Estos anticuerpos pueden ser detectados durante los primeros días del comienzo de la dolencia. En pruebas preliminares, este test detectó correctamente entre un 90 y un 99% de casos de virus del Nilo occidental. Sin embargo, y como la detección de anticuerpos en pacientes con enfermedades virales no es uniforme, la prueba se considera provisional y requiere confirmación.

El anuncio se produce en la misma semana en que las autoridades de salud de Estados Unidos han divulgado el primer caso humano de esta enfermedad en el país durante este año, un pescador del estado de Carolina del Sur. La enfermedad causó 284 muertos en Estados Unidos el año pasado, de un total de 4 156 casos registrados. "Las enfermedades infecciosas emergentes, como el virus del Nilo occidental, suponen un reto para el personal de salud pública", reconoció el secretario de Salud, Tommy Thompson, en un comunicado.

El virus se transmite cuando un mosquito pica un ave infectada y después pica a un ser humano. La enfermedad se ha detectado durante este año en animales de 28 estados. Por ello, las autoridades recomiendan el uso de repelente y ropa de color claro y mangas largas. Además, orienta que se vacíen o drenen recipientes o lugares donde se estanca el agua y se instalen mosquiteros en las ventanas. Aproximadamente dos personas de cada diez que son picadas por un mosquito infectado sufren los síntomas de la dolencia, que consisten en dolores de cabeza y musculares así como picor. En casos graves, ocurre encefalitis (inflamación del tejido cerebral), que puede ser mortal. La enfermedad, endémica en lugares de África, Asia y Europa oriental, fue detectada por primera vez en Estados Unidos en 1999, en concreto en Nueva York, y desde entonces se ha extendido por la mayor parte del país y algunas zonas de Canadá.