Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
El Prof. Paolo Macchiarini, del Servicio de Cirugía Torácica del Hospital Clínic de Barcelona ha liderado al equipo internacional que ha hecho posible el primer trasplante de tráquea del mundo y primero sin inmunosupresión. La paciente, Claudia Castillo, es una joven colombiana a la que se diagnosticó tuberculosis tras varios años de experimentar tos crónica. Cuando fue atendida en el hospital barcelonés, presentaba serias complicaciones. Se le practicó una intervención en la parte superior de la tráquea, pero nada podía hacerse para reparar el bloqueo de su pulmón izquierdo. La infección había provocado un colapso severo justo después de la bifurcación de la tráquea, una obstrucción que impedía la circulación del aire hacia el pulmón. Tal como han explicado los especialistas, la única opción terapéutica en aquel momento consistía en extirpar el pulmón afectado. Como joven madre de dos hijos, extirparle el pulmón habría reducido mucho su calidad de vida. En marzo de 2008 su situación empeoró, impidiéndole llevar a cabo tareas domésticas o cuidar de sus hijos, así que era urgente intervenir. En junio, tras conseguir la autorización por parte del Comité Ético del Hospital Clínic de Barcelona y la Organización Catalana de Trasplantes(OCATT), se llevó a cabo en el Hospital Clínic el primer trasplante de tráquea y el primero de cualquier tipo sin inmunosdupresión. El trabajo que avanza hoy la edición digital de "The Lancet", con el Prof. Paolo Macchirini como primer firmante junto a sus colaboradores Philip Jungebluth, Tetsuhiko Go y Jaume Martorell, presenta los detalles de este trasplante, la primera alternativa terapéutica para tratar el colapso traqueal que sufría la paciente. La técnica consiste en limpiar de células del donante la tráquea que se va a trasplantar y repoblarla con células del propio paciente antes de la operación. Así, gracias a la bioingeniería de tejidos, la tráquea del donante se convierte en un híbrido que el cuerpo del receptor identifica como propio haciendo innecesaria la inmunosupresión. El trasplante y la mayor parte de los procesos que implica se han llevado a cabo en el Hospital Clínic de Barcelona, pero habría sido imposible sin la colaboración de la Universidad de Bristol (Reino Unido) y las universidades italianas de Padua y Milán (Italia). Las investigaciones básicas previas fueron lideradas por el propio Prof. Macchiarini. El proceso de preparación de la tráquea requiere numerosos ciclos de lavado para eliminar todas las células del donante, muchos más de los previstos por la investigación básica. El tejido era un segmento de 7 centímetros de tráquea de un donante de 51 años que había muerto por hemorragia cerebral. El equipo de la Dra. Maria T. Conconi en la Universidad de Padua confirmó que, tras 25 ciclos de lavado, la tráquea tratada en el Hospital Clínic estaba limpia de antígenos del donante, las moléculas que provocarían un rechazo del tejido en el receptor. Mientras tanto, en la Universidad de Bristol los equipos del Prof. Martin Birchall y el Prof. Anthony Hollander cultivaban las células de la paciente que se iban a introducir en la tráquea. Estas células eran de tipo epitelial, tomadas de la tráquea, y células del cartílago (condrocitos), diferenciadas a partir de células madre procedentes de su médula ósea. Esta técnica fue diseñada en un inicio para tratar casos de osteoartritis. De nuevo en el Hospital Clínic de Barcelona, el equipo del Prof. Paolo Macchiarini introdujo estas células en la tráquea gracias a un bioreactor diseñado por el equipo de la Dra. Sandra Mantero en la Universidad de Milán. Las células epiteliales se insertaron en la cara interior de la tráquea, y los condrocitos cubrieron su parte externa. Se convirtió así el tejido del donante en un híbrido de lo más parecido a un nuevo órgano de la propia paciente. La intervención quirúrgica se realizóo cuatro días después en el Hospital Clínic, donde el equipo de cirugía torácica extrajo la parte de tejido dañada y lo sustituyó por la nueva tráquea. Esta intervención pionera no estaba exenta de interrogantes, pero si algo hubiera salido mal se habría reconducido para convertirse en una extirpación del pulmón, la opción terapéutica clásica. Gracias a la destreza de los cirujanos y el gran esfuerzo internacional, la operación fue un éxito. Cinco meses más tarde, el pulmón que había estado inutilizado tanto tiempo ventila con normalidad. Esta innovación de la biomedicina y la cirugía puede convertirse en una alternativa para patologías de las vías aéreas superiores que por ahora no pueden tratarse con la cirugía tradicional, como malformaciones congénitas o tumores primarios. La aplicación clínica de técnicas de cultivo de células madre y el hecho de ahorrar al receptor los problemas derivados de la inmunosupresión suponen un hito en la historia del trasplante. Ya hay algunos casos en estudio que podrían beneficiarse de la nueva técnica, y las investigaciones continúan para mejorar el proceso. Si todo va bien, Claudia Castillo será sólo la primera en beneficiarse de un nuevo avance encabezado por investigadores del Hospital Clínic. The Lancet 2008;doi:10.1016/S0140-6736(08)61598-6 |