Las vidas de casi 8 mil afroestadounidenses podrían ser salvadas cada año si los médicos pudieran hallar una forma de hacer descender su presión arterial al nivel promedio de los blancos, encontró un sorprendente estudio. La diferencia entre las razas en ese sentido es bien conocida, pero el número de vidas perdidas a causa de ello impresionó a algunos científicos. "Esperábamos que la diferencia fuera grande, pero en algunos de los casos lo fue más de lo que esperábamos", dijo el doctor Kevin Fiscella, de la Facultad de Medicina y Odontología de la Universidad de Rochester, quien dirigió la investigación. El estudio, presentado el lunes en Annals of Family Medicine, es considerado el primero en calcular el número de vidas perdidas debido a las diferencias raciales en torno al control de la hipertensión arterial. Fiscella dijo creer que se pueden tomar medidas para reducir esa diferencia. Pero un segundo artículo en la misma revista indica que las diferencias en el tratamiento de esta enfermedad persistieron en Inglaterra a pesar de un sistema nacional de salud que proporciona acceso igualitario. Los médicos podrían no estar proporcionando el cuidado adecuado, pero también estos pacientes podrían no estar tomando las medicinas que les recetaron ni siguiendo los consejos de los galenos, dijo Christopher Millett, del Colegio Imperial, en Londres. Sin embargo, otro investigador consideró injusto culpar al paciente de todo. "Para mí, la palabra cumplimiento es odiosa. Significa: Yo el gran doctor y nosotros, el gran sistema de salud, le informamos lo que debe hacer y usted no lo hace porque es estúpido e incompetente... Yo no acepto eso para nada", dijo el doctor Jeremiah Stamler, profesor emérito de medicina preventiva en la Facultad de Medicina Feinberg, de la Universidad Northwestern. La hipertensión arterial muchas veces se califica como "el asesino silencioso" porque no presenta síntomas, incrementa la posibilidad de que una persona sufra enfermedades cardiacas, trombos y otros problemas graves. Sin embargo, es fácil supervisarla y generalmente se controla mediante el ejercicio físico, la dieta y medicamentos baratos. Fuente: Atlanta, noviembre 11/2008 (AP) |