Las conductas agresivas inusuales en la juventud podrían estar relacionadas con el disfrute del dolor ajeno, según una investigación llevada a cabo con escáneres cerebrales en la Universidad de Chicago. El profesor Jean Decety, que participó en el estudio, asegura que "esta investigación podrá ayudar a entender mejor el camino que hay que seguir para trabajar con las tendencias violentas en la juventud". Al escanear el cerebro de los jóvenes puede analizarse la agresividad mostrada en un área que está asociada con la sensación de recompensa cuando alguien inflinge dolor a otra persona. El joven, que inusualmente es agresivo, no adquiere un comportamiento de responsabilidad, según muestra el estudio, recogido en el último número de la revista Biological Psychology. Decety es un reconocido experto en empatía y neurociencia social en todo el mundo. Según la investigación llevada a cabo, la agresividad de algunos jóvenes es una empatía natural impulsada, quizá, por estar perturbado en su intento de incrementar la agresión. El estudio se realizó en jóvenes de entre 16 y 18 años de edad con una conducta desordenada. Todos ellos de pequeños tenían signos inusuales de agresividad. Visionaron un video, tras el cual se registraron conductas de comportamiento de intención de lucha, utilización de armas y robo a la víctima. "La agresividad en los jóvenes se activa por circuitos neuronales, que sustentan el dolor procesado por otros", apuntó Decety. Igualmente, "los adolescentes agresivos muestran una específica y muy fuerte activación de una amígdala y de un área del cerebro que responde a los sentimientos de recompensa cuando observan el dolor infligido en otros, de lo cual se deduce que disfrutan observando el dolor". Esta situación es similar entre los niños de entre 7 y 12 años, según un estudio realizado este año. Mostraron una empatía natural hacia las personas que padecen dolor. Estos escáneres mostraron que cuando un niño ve dibujos donde alguien se hiere accidentalmente, ellos también sienten dolor. Sin embargo, cuando alguien se hiere intencionadamente, una parte del cerebro lo asocia con la comprensión de la interacción social. Fuente: Madrid, noviembre 8/2008 (Europa Press) |