Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las estadísticas en la lucha contra las enfermedades infecciosas y la mortalidad infantil en los países menos desarrollados son bochornosas, según reconoce el PNUD en su informe sobre el desarrollo humano correspondiente al 2003, que se presenta el martes en Dublín.

Entre las estadísticas bochornosas, el informe destaca que se podría evitar la muerte de 10 millones de niños cada año (30 000 diarios) con un mayor acceso a la atención médica y que más de 500 000 mujeres mueren al año durante el embarazo y el parto. Además, en el mundo existen 42 millones de personas que viven con el sida, de los cuales 39 millones pertenecen a las naciones en desarrollo, que la tuberculosis provoca la muerte de dos millones de personas al año y que los fallecimientos por paludismo, actualmente en un millón anual, podrían duplicarse en los próximos veinte años.

Según el informe, "estas estadísticas son bochornosas teniendo en cuenta que muchas de estas muertes podrían evitarse con un empleo más generalizado de mosquiteros, comadronas, antibióticos asequibles y una higiene básica". "Ninguna es una solución de alta tecnología, pero en su conjunto podrían salvar a millones de vidas", según el informe del PNUD, que ve como problema la falta de eficiencia en la forma en que se suministran las ayudas.

La declaración del milenio de Naciones Unidas se comprometió a cumplir para el 2015 unos objetivos sanitarios: reducir entre 1990 y el 2015 la mortalidad infantil y la tasa de mortalidad materna en dos terceras partes, así como detener y comenzar a reducir para el 2015 la propagación del sida, el paludismo y otras enfermedades graves. Ninguno de estos objetivos, según el informe, es alcanzable al ritmo actual e incluso en el África subsahariana "no se conseguirá reducir la mortalidad infantil en dos tercios hasta cientocincuenta años más tarde".

Los sistemas sanitarios en los países en desarrollo están claramente desprovistos de fondos como para alcanzar los objetivos, ya que la mayoría invierte entre un 2 y un 3% del PIB en sanidad. En 1997, el gasto per cápita en sanidad en los países pobres fue de seis dólares, lejos de los 35-40 dólares per cápita que la Organización Mundial de la Salud (OMS) estima como "gasto mínimo absoluto". En las naciones de ingresos altos el gasto sanitario alcanza como media los 1 356 dólares per cápita.

En África subsahariana, el sida es el responsable de los retrocesos en el índice de desarrollo humano (IDH) 2003, que publica el PNUD, y afecta a una de cada cinco personas en algunos países. De hecho, de los 34 países calificados como de "desarrollo humano bajo", todos menos cinco (Nepal, Pakistán, Yemen, Haití y Mauritania) son del África subsahariana, incluidos los 21 últimos.

Especialmente significativo es el caso de Sudáfrica, que desde 1990 ha caído 28 puestos en el índice de desarrollo debido principalmente a la mayor mortalidad de personas jóvenes por enfermedades asociadas al sida. La incidencia del sida en el África subsahariana es brutal: el porcentaje de adultos que vive con sida entre los quince y cuarenta y nueve años es del 33,44% en Swazilandia, el 31 en Lesotho, el 33,73 en Zimbabue, el 21,52 en Zambia, el 15% en Kenia y el 13 en Mozambique.

En el 2001, por cada mil niños nacidos vivos, murieron en Sierra Leona 182, en Níger 156, en Angola 154, en Mali 141, en Guinea Bissau 130 y en Mozambique 125, y en algunos países el retroceso respecto a las cifras de 1990 ha sido importante (Botswana, Zimbabue, Swazilandia y Kenia).

En el África subsahariana, en el 2000 murieron 4,5 millones de niños menores de cinco años, por 3,6 millones en Asia meridional y 1,4 millones en Asia oriental y el Pacífico.

La situación se hace todavía más grave si se tiene en cuenta que en países como Mali entre 1985 y el 2001 la mortalidad afectó a 1 800 madres de cada 100 000 niños nacidos vivos, a 1 100 madres en Mozambique, y a otras tantas en República Centroafricana, Malawi y Ruanda.

En el 2000 los casos de paludismo en Guinea afectaron a 75 386 personas por cada 100 000 habitantes, en Botswana a 48 704, a 48 000 en Burundi y a 34 250 en Zambia.

Relacionado con la mortalidad infantil está el problema del acceso de la población al agua potable. Más de mil millones de personas en los países en desarrollo, uno de cada cinco, no tiene acceso al agua potable y 2 400 millones carecen de un servicio mejorado de saneamiento. Según el PNUD, "ambos accesos pueden plantear cuestiones de vida o muerte".

En los años noventa murieron más niños por la diarrea que todas las personas que han perecido en conflictos armados desde la segunda guerra mundial.