Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Recientemente en MEDISUR, como en otras muchas revistas y editoriales salió una noticia sobre las ventajas que podía traer la "Polipildora", teórica píldora mágica que salía del buró y los ordenadores de estudiosos británicos a partir de revisiones, metaanálisis y estudios de cohortes. Ahora les comentamos sobre el debate que ha traído y esta promoviendo dicha pastilla.

El reguero de informaciones, análisis, elogios, descalificaciones y comentarios varios que ha generado la propuesta de la llamada 01Cpolipíldora01D ha sido tan florido que merece, a su vez, algún comentario. No es muy habitual que un artículo médico (teórico, por más señas) provoque tal cantidad de reacciones, pero lo cierto es que cardiólogos, epidemiólogos, preventivistas, autoridades sanitarias y médicos de distinto perfil han salido a la palestra mediática globalizada para opinar sobre esta singular aportación realizada en el British Medical Journal (BMJ) del pasado 28 de junio de 2002. Por si alguien ha llegado tarde al debate, aquí va un resumen: tras revisar más de 750 ensayos clínicos, metaanálisis y estudios de cohorte, dos profesores de epidemiología de la Universidad de Londres han llegado a la conclusión de que la administración diaria a todos los mayores de 55 años, con independencia de su nivel de riesgo cardiovascular, de una pastilla con seis ingredientes (aspirina, una estatina, ácido fólico y tres fármacos antihipertensivos) reduciría el riesgo de infarto de miocardio e ictus en más de un 80%. Esta conclusión es, claro está, de alto impacto en la salud pública, pero la 01Cpolipíldora01D en cuestión no es más que un desarrollo teórico, una formulación aproximada, una idea que está pendiente de desarrollo farmacéutico y de pasar los preceptivos ensayos clínicos para probar su seguridad y eficacia.



El eco y las reacciones que ha suscitado la propuesta se derivan, por un lado, de su enorme potencial beneficio para la salud, pero por otro de la osadía de un planteamiento que tiene dista mucho de ser realidad. Buena parte de las críticas aluden a la prematuridad de la propuesta y a la ausencia de pruebas científicas sólidas, puesto que no se han realizado ensayos clínicos. No pocos clínicos piensan que esto son disparates de médicos que no han visto nunca un enfermo. Algunos creen que el BMJ y su director, Richard Smith, han lapidado parte de su merecido prestigio al defender la propuesta, aunque no pocos han elogiado también su brillantez teórica. Sobre estos y otros aspectos, los lectores del BMJ han hecho numerosos comentarios (01Crapid responses01D) que aparecen en su sede de internet. A muchos les ha sorprendido que esta estrategia medicalizadora tan radical haya sido lanzada precisamente en una revista que es considerada la abanderada de la antimedicalización. Pero lo cierto es que el BMJ ha sabido suscitar ejemplarmente el debate de la medicalización y sus múltiples ramificaciones, y que toda esta avalancha de análisis y opiniones es fructífera para la medicina, los médicos y los pacientes. Si la misión del BMJ, como afirma Richard Smith, es publicar material riguroso, accesible y ameno, y estar en la vanguardia del debate internacional sobre la salud, hay que reconocer que el objetivo se ha cumplido con creces. Uno de los grandes retos actuales es el de la medicalización de la sociedad, y la idea 01Cpolipíldora01D ha contribuido a generar opiniones informadas ante lo que pueda venir.



Sus opiniones pueden ser muy útiles, pueden hacerla....