Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un equipo español, liderado por Ernest Giralt, del Instituto de Investigación Biomédica de Barcelona, y Javier de Mendoza, del Instituto Catalán de Investigación Química de Tarragona, ha descubierto una sustancia capaz de mantener estable y activa la proteína p53, incluso cuando presenta determinadas mutaciones que promueven la aparición de cáncer.

El Dr. Giralt apunta que, "con prudencia, puede ser el punto de partida para desarrollar una nueva aproximación de tratamientos antitumorales". El trabajo se publica en la edición digital de "Proceedings of the National Academy of Sciences".

La proteína p53 está considerada como el más importante de los supresores tumorales y está situada en el centro de la maquinaria que controla la detención del ciclo celular y la muerte de aquellas células que tienen dañado su ADN. En su forma activa, la p53 es un tetrámero, es decir, está formada por cuatro copias idénticas de proteínas unidas entre sí, con cuatro dominios que tienen funciones diferenciadas: activación de la transcripción, unión a ADN, tetramerización y regulación.

Más de un 50% de pacientes con cáncer presenta mutaciones en el gen p53. Aunque la mayor parte se encuentran en el dominio de unión a ADN, varias de las mutaciones están situadas en el dominio de tetramerización, provocando una desestabilización de toda la proteína, con la consiguiente pérdida de actividad.

Dos ejemplos de este tipo de predisposiciones congénitas son el carcinoma adrenocortical pediátrico (ACC) y el síndrome Li-Fraumeni. Por lo tanto, el diseño de sustancias capaces de estabilizar el dominio de tetramerización de la p53 constituye una estrategia nueva para el desarrollo de agentes antitumorales, según los investigadores.

El trabajo describe el diseño, la síntesis y el estudio de un compuesto capaz de interaccionar con el dominio de tetramerización de p53. Javier de Mendoza explica que "se trata de una molécula de forma cónica con cuatro cargas positivas preparadas para reconocer y estabilizar cuatro cargas negativas de la proteína".

Para obtener resultados notorios en el diseño y el estudio de nuevas moléculas es necesario tener primero un conocimiento profundo del lenguaje que utilizan las proteínas para comunicarse entre ellas, reconocerse y unirse para ejercer su función. Desde este punto de vista, más asociado a ciencia básica, Giralt subraya que "el estudio demuestra el alto nivel de madurez" al que ha llegado el campo del reconocimiento molecular.

La primera autora del artículo, Susana Gordo, investigadora del equipo de Giralt, indica que "el trabajo también abre una nueva vía en el diseño de fármacos basada en el uso de pequeñas moléculas que actúen como moldes o fijadores para preservar la forma activa de proteínas".

Entre las posibles aplicaciones de los compuestos de unión sintéticos, los investigadores señalaron la estabilización de formas nativas de proteínas o la recuperación y rescate de proteínas mutadas y "el factor antitumoral p53, por su papel fundamental en la aparición de cáncer, ofrece una magnífica oportunidad para este tipo de estudios" concluye Giralt.