Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Los niños que presentan algún trastorno mental, como déficit de atención (TDA), mala conducta repentina, falta de control de esfínteres, insomnio y depresión, si no son tratados oportunamente al ser adultos pueden tener problemas de delincuencia, adicciones y retrasos severos. La subdirectora médica del Hospital de Psiquiatría con Unidad Médico Familiar (UMF) número 10 del IMSS, Elizabeth Barraza Díaz, señaló a Notimex que la observación y comunicación con los pequeños representan una forma certera de vigilar su salud mental. "Los niños con cualquier patología que no se atienda adecuadamente desarrollan conductas antisociales, sobre todo en la adolescencia, y a veces delinquen, cometen abuso de sustancias como alcohol, tabaco o ilícitas, lo que evoluciona en adicción", y hay un alto porcentaje de menores que no fueron atendidos, indicó. La especialista apuntó que hay muchos adultos que nunca fueron atendidos con tratamientos psiquiátricos o psicológicos en su niñez y por ello desarrollan TDA, es decir, tienen problemas de atención residual que arrastran por toda su existencia. "Tenemos que alertar a la población de que detecte este tipo de trastornos para evitar retrasos en los niños y que se vea mermada la autoestima, porque los propios menores se aíslan o son rechazados, incluso por su familia, y eso perfila a que padezcan episodios depresivos y fobias sociales", explicó. Barraza Díaz precisó que entre los problemas que se pueden detectar en los pequeños son retrasos en el desarrollo, desde la motricidad (movimientos), control de esfínteres, el lenguaje, y conforme crece se pueden encontrar más datos, como dificultades de aprendizaje y el TDA. Señaló que los niños con TDA, si no son tratados, pueden evolucionar negativamente al desarrollar una conducta antisocial, lo que los puede llevar a tener algún tipo de adicción. La especialista aconsejó que para detectar cualquier tipo de trastorno mental en los pequeños o situación diferente que presenten, es necesario observar los cambios de carácter y conducta, problemas escolares, de aprendizaje y tristeza, sobre todo si va más allá de un mes. "Cualquier cambio en la conducta del niño que rebase el mes es digna de tomarse en cuenta; si un niño presenta retraso escolar, en su conducta, en sus emociones, en su manera de dormir, control de esfínteres, cualquier situación que permanezca por más de lo esperado, hay que ver cuál es la causa", añadió. Es importante, dijo, que se considere que el niño no va a decir si está deprimido, sino que va a actuar su situación emocional y eso es lo que los padres tienen que vigilar, de ahí lo importante de la observación y comunicación con los pequeños. La temporada que inician los ciclos escolares y que muchos niños se inician en la escuela representa una oportunidad para vigilar a los menores y detectar si padece algún tipo de trastorno mental. A su vez, el jefe del Servicio de Salud Mental del Instituto Nacional de Pediatría de la Secretaría de Salud (SSA), Sergio Muñoz Fernández, informó que en esa etapa, prácticamente el 100% de los menores tiene reacciones de estrés. Sin embargo, cuando se habla de enfermedad como ansiedad de separación, el número es muy bajo, ya que solo uno de cada 10 niños puede presentar manifestaciones de este tipo. Explicó que en los casos de trastorno por ansiedad de separación hay una actitud del niño de mucho miedo porque ve la amenaza de la posibilidad de separarse del cuidador primario, que en la mayoría de los casos es la mamá, lo que provoca llanto intenso, aislamiento y es una situación que puede tardar en desaparecer hasta dos meses. En entrevista, el doctor Francisco Reyes Calderón, psiquiatra infantil del Centro Comunitario de Salud Mental de la SSA en Iztapalapa, recomendó que para enfrentar esa situación los padres deben escuchar a los hijos, estimularlos y dejar que hablen. "Dejarles la puerta abierta de ayuda, no presionarlos, sobre todo a los adolescentes, que cuando se enfrentan a situaciones de presión por lo general se cierran. Hay niños que por las presiones de la escuela y la exigencia extrema de los padres pueden tener trastorno de ansiedad o depresión. Indicó que se calcula que 25 a 30% de los niños que tienen algún tipo de estrés podrían progresar a problemas de cualquier tipo de ansiedad. En tanto, el psicólogo Luis Eduardo Gómez Anaya, de Psicología y Educación Integral (PEI, A.C), señaló que el supervisar las actividades escolares de los hijos puede ayudar a descubrir algún problema que el niño presente y lo consulte con el maestro o autoridades escolares. Si se reporta un problema de atención, de conducta o de aprendizaje, sería recomendable que el niño asista a un psicólogo o psicopedagogo para mejorar el desempeño escolar. Fuente: Ciudad de México, agosto 28/2008 (Notimex) |