Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Cuando aparece junto con la insuficiencia cardíaca, el ritmo cardíaco irregular conocido como fibrilación auricular puede constituir una combinación mortal. Pero ahora un estudio internacional muestra que una estrategia menos onerosa llamada ¨control de frecuencia cardíaca¨ podría ser la mejor opción para preservar la salud de los pacientes que se enfrentan a estas circunstancias.
¨Nuestros estudios muestran que una estrategia no fue superior a la otra en términos de puntos finales importantes como la mortalidad cardiovascular¨, explicó el autor principal del estudio, el Dr. Denis Roy, jefe de medicina de la Universidad de Montreal en Canadá. Esto indica que el control de la frecuencia debería ser el enfoque primario, apuntó Roy.
¨Si los pacientes no se sienten bien con el control de frecuencia cardíaca, entonces los médicos podrán probar otros métodos¨, dijo.
Los resultados aparecen en la edición del 19 de febrero de la revista New England Journal of Medicine (NEJM).
Los cardiólogos están divididos en cuanto a sus tratamientos preferidos para tratar la combinación de estas dos afecciones. Algunos prefieren controlar el ritmo cardíaco, primero mediante choque eléctrico y luego con la prescripción de medicamentos antiarrítmicos, sobre todo la amiodarona. Otros prefieren utilizar medicamentos menos potentes como los bloqueadores beta para reducir el ritmo cardíaco, que puede llegar a alcanzar entre 140 y 150 latidos por minuto.
En el ensayo, realizado en centros de siete países entre los que se encontraban Estados Unidos y Canadá, participaron casi 1 400 personas afectadas por la fibrilación auricular y la insuficiencia cardíaca. La mitad recibió un tratamiento que pretendía regular el control del ritmo cardíaco, la otra parte recibió terapias que se centraban en manejar la frecuencia cardíaca.
A lo largo de un periodo de seguimiento promedio de poco más de tres años, la tasa de mortalidad por causas cardiovasculares fue casi la misma entre los dos grupos, de 27% en el segmento de control del ritmo y de 25% en el grupo de control de frecuencia cardíaca. La tasa de mortalidad total fue de 32% en el grupo de control del ritmo y de 33% en el grupo de control de frecuencia cardíaca. Las tasas de otros resultados adversos, como accidente cerebrovascular y empeoramiento de la insuficiencia cardíaca, fueron casi idénticas en ambos grupos.
Debido a la similitud de los resultados, el control de frecuencia cardíaca debería ser el enfoque primario, concluyó Roy, en vista de que los efectos de los arrítmicos son menos fáciles de soportar por los pacientes.
Convertir el control de la frecuencia cardíaca en el tratamiento de primera línea en tales casos ¨reduciría el número de hospitalizaciones y de procedimientos, además los resultados médicos importantes serían los mismos¨, destacó.
Pero el concepto del control del ritmo no debería descartarse, enfatizó el coautor de un editorial acompañante, el Dr. Michael E. Cain, decano de la Facultad de Medicina y Ciencias biomédicas de la Universidad de Búfalo.
¨Uno de los puntos que tratamos de subrayar es que no sabemos si el concepto es erróneo, o que no tenemos la terapia óptima para lograr un ritmo natural¨, dijo Cain. ¨No podemos demostrarlo, porque las terapias existentes no son lo suficientemente buenas para garantizar que si una persona sigue una terapia antiarrítmica, tendrá un ritmo normal y no padecerá efectos secundarios graves¨.
Así que hasta que no aclaremos esa pregunta, ¨vamos a utilizar una terapia que funciona mejor y tiene menos efectos secundarios y observemos qué da mejores resultados¨, señaló Cain.
Otro trabajo de investigación que aparece en la misma edición de la publicación ofrece una noticia no tan buena respecto a los esfuerzos por desarrollar un mejor antiarrítmico. Un informe anterior sobre los primeros ensayos del medicamento, llamado dronedarona, anotó que los resultados preliminares parecían prometedores. Pero el nuevo estudio, dirigido por médicos de la Universidad de Copenhague en Dinamarca y en el que participaron más de 600 pacientes, culminó antes de tiempo luego de que los investigadores advirtieron una mayor tasa de mortalidad en el grupo que recibió dronedarona.
Aún así, el ensayo era demasiado pequeño para arrojar resultados definitivos, agregaron los investigadores. Un resultado concluyente podría proceder de un estudio controlado más grande, ahora en progreso, dijo.
El estudio dirigido por daneses también incluyó a personas con insuficiencia cardíaca, destacó Cain. ¨Otros datos que aún no han sido publicados muestran que el medicamento es eficaz cuando se utiliza en personas con fibrilación auricular que no tienen insuficiencia cardíaca¨, destacó.
NEJM: http://content.nejm.org/


Fuente: Washington, junio  19/2008 (HealthDay News)