Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
El consumo de energía de los primates pequeños, como los simios, es similar al del acto de caminar, lo que explicaría la ventaja que permitió a esos ancestros biológicos del ser humano moderno instalar su hábitat en los árboles hace 65 millones de años. Según un informe publicado por la revista Science, ese consumo similar de energía fue constatado en cinco especies diferentes de primates cuando trepaban un árbol y se desplazaban sobre una cinta de correr. ¨Suponíamos que para ellos sería más oneroso en términos de energía trepar un árbol que caminar y por eso el descubrimiento nos ha sorprendido¨, manifestó Jandy Hanna, científica de la Escuela de Medicina Osteopática de Virginia, una de los autores del estudio. Timothy Griffin, instructor del Laboratorio de Bioingeniería Ortopédica del Centro Médico de la Universidad de Duke, indicó que aunque trepar no es considerablemente más exigente para los primates pesados que para los livianos, ¨el costo energético se reduce con el tamaño¨. En consecuencia, ¨las especies que pesan más de un kilogramo tienen más aliciente al caminar que al trepar; pero para los que pesan menos no hay diferencias¨, agregó. Los científicos señalan que la transición a la vida en los árboles fue lo que ayudó en la evolución de los primates que llegó hasta el hombre bípedo moderno. Los primeros primates antepasados del ser humano, que hace 65 millones de años no eran más grandes que un roedor, sufrieron cambios evolutivos fundamentales cuando vivían y se alimentaban en las ramas de los árboles, según Daniel Schmitt, profesor de antropología biológica de la Universidad de Duke. ¨Esos cambios incluyeron la capacidad de desarrollar uñas en vez de garras para asirse de las ramas. Llegaron a las copas de los árboles y se quedaron allí¨, señaló. Science: http://www.sciencemag.org/ Fuente: Washington, mayo 15/2008 (EFE) |