Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Investigadores de la Universidad de Florida del Sur en Tampa (Estados Unidos) han descubierto evidencias que apoyan que el sistema inmune necesita la alimentación para funcionar de forma adecuada. En su estudio, que se publica en la revista Physiological and Biochemical Zoology, los científicos han descubierto que el consumo reducido de comida conduce a un debilitamiento de la función inmune. Estos descubrimientos, realizados en un modelo experimental, podrían tener grandes implicaciones en la salud humana.

La variabilidad en la actividad del sistema inmune de muchos animales salvajes siempre ha sido una incógnita para los científicos. Según explica Lynn Martin, director del estudio, ¨los animales viven diferentes estilos de vida, así que podrían utilizar diferentes tipos de defensas contra la infección dependiendo de la situación. Quizás por eso las defensas varían según la estación en la mayoría de las especies, algunas podrían ser demasiado costosas para utilizarlas todo el tiempo¨. El investigador hace referencia con ello a anteriores investigaciones realizadas en pequeños mamíferos y aves.

Aunque se sabe que el sistema inmune emplea energía cuando combate un virus o infección, como por ejemplo la fiebre, los investigadores descubrieron que restringir la dieta de los animales un 30 por ciento disminuía la cantidad de células B existentes, que producen anticuerpos y mantienen la memoria inmunitaria. Sin estas células, el sistema inmune debe volver a aprender cómo combatir la amenaza si ésta reaparece.

La investigación sobre la relación entre los alimentos y el sistema inmune podría tener profundas implicaciones para los humanos. Los investigadores citan estudios previos que han descubierto que las infecciones son ¨más frecuentes y tienden a ser crónicas en niños mal alimentados¨. Las vacunas, para funcionar de forma eficaz, deben provocar que las células B produzcan suficientes anticuerpos para la memoria inmune.

Estudios previos han descubierto que las vacunas como las de la parotiditis, tienen una tasa significativamente menor de eficacia entre quienes están desnutridos. ¨Una restricción del 30 por ciento en el consumo de alimentos no afecta a la masa corporal y sólo reducía mínimamente la actividad en modelo experimental utilizado en el estudio, pero elimina la protección inmune a largo plazo que proporcionan los anticuerpos. Uno se pregunta si una restricción moderada de consumo de alimentos similar tiene efectos inmunes comparables en los humanos¨, señala Martin.

Aunque podrían intervenir otras variables, los autores proponen que tanto en los animales salvajes como los humanos, la disponibilidad de alimentos afecta a la inmunidad.