Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Neurocirujanos de la Universidad de California, San Francisco (Estados Unidos) han publicado en "The New England Journal of Medicine" nuevos datos sobre cómo el lenguaje está organizado en el córtex cerebral humano.
Su investigación ha permitido identificar nuevas regiones implicadas en la producción del habla, la lectura y la asignación de nombres. Con estos datos han generado un mapa del lenguaje cortical en tres dimensiones que es más detallado e integra más datos que cualquier otro mapa sobre el lenguaje en el cerebro creado hasta la fecha.
De hecho, su investigación parte del estudio de pacientes con tumores cerebrales sometidos a cirugía. Los autores afirman que sus resultados permitirán una extirpación más segura de esos tumores, ya que la técnica minimiza la exposición del cerebro y reduce el tiempo en que el paciente debe estar despierto durante la intervención quirúrgica.
En su opinión, este estudio representa un cambio paradigmático en el mapeo del lenguaje durante la resección de tumores cerebrales. "No sólo hemos demostrado que esta técnica puede llevarse a cabo de forma segura, sino que hemos mostrado que la organización funcional del lenguaje puede ser mucho más diversa e individualizada de lo que creíamos", escriben.
Los nuevos hallazgos sobre la organización del lenguaje en el córtex tienen implicaciones clínicas en los pacientes con tumores cerebrales, pero también en cualquier paciente que presente lesiones por ictus o traumatismos y que tengan dificultades relacionadas con el lenguaje.
La técnica utilizada se llama "mapeo negativo del cerebro". Elimina la dependencia de los neurocirujanos a los métodos de mapeo del lenguaje tradicionales que requieren la apertura de grandes secciones del cráneo y mapeo extensivo del cerebro mientras el paciente está despierto. También permite craneotomías más pequeñas que expongan únicamente el tumor y una pequeña parte de tejido cerebral circundante, en lugar de tener que extirpar varios centímetros de tejido alrededor del tumor. Tras la craneotomía, el neurocirujano mapea el cerebro estimulando una sección de un centímetro cuadrado cada vez mediante un electrodo bipolar. La estrategia no requiere la identificación positiva de las áreas asociadas al lenguaje –definidas como detención en el habla, incapacidad para nombrar objetos o leer, o dificultad en articular palabras- como es tradicional, sino que se lleva a cabo mediante la localización negativa, es decir, de áreas que no contienen ninguna función asociada al lenguaje.
"Casi la mitad de nuestros pacientes no presentan localizaciones asociadas al lenguaje en el área expuesta, por lo que los resultados funcionales son similares o mejores que en aquellos pacientes sometidos a un mapeo del lenguaje positivo extenso. Además, nuestros resultados muestran que el mapeo negativo del lenguaje puede llevarse a cabo incluso cuando la función del lenguaje ya está afectada por el crecimiento tumoral", añaden.
La técnica ha sido utilizada a lo largo de 8 años en 250 pacientes consecutivos afectados por gliomas. Una semana después de la operación, el 77,6% de los pacientes mantenían la función del lenguaje que presentaban antes de la intervención. Seis meses después, sólo 4 de los 243 supervivientes había empeorado su función de lenguaje.