Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La “Clínica Cleveland”, el renombrado centro de salud en Estados Unidos, está avanzando en un enfoque neurológico para tratar las arterias coronarias bloqueadas, una investigación que permitiría reemplazar a los dispositivos denominados stents (mallas metálicas) con medicación.
Los stents recubiertos con medicamentos son pequeños aparatos de malla tubular que permiten desbloquear arterias tapadas y suministrar fármacos en la zona para prevenir nuevas obstrucciones.
Frente a este modo de mantener las arterias despejadas, el doctor Ali Rezai, director del Departamento de Restauración Neurológica de la “Clínica Cleveland”, está experimentando con electricidad.
Rezai señaló que los electrodos podrían suplantar a los medicamentos con los que se embeben los dispositivos y mejorar el perfil de seguridad.
Administrar directamente desde el dispositivo electricidad a la región dañada puede activar o desactivar los nervios que rodean al vaso sanguíneo y regular su función.
"Estamos empezando a unir los campos de la neuromodulación, la cardiología y la medicina cardiovascular", dijo Rezai en una entrevista, en momentos en que expertos médicos y empresarios se reúnen en la clínica para debatir sobre seguridad y eficacia de los stents y el futuro de otros tratamientos cardíacos.
La actual generación de mallas metálicas recubiertas con medicación fue introducida en Estados Unidos en el 2003. Entonces, los dispositivos fueron recibidos con entusiasmo por los médicos y generaron un mercado de 5 000 millones de dólares.
Hace un año, los doctores comenzaron a destacar un pequeño pero letal riesgo de formación de coágulos un año o más después de la implantación del dispositivo.
Aún no está claro si el fármaco o el polímero de plástico que secreta el medicamento es el responsable del peligro.
El uso de stents con medicación disminuyó alrededor del 65 %, desde un pico cercano al 88 %, frente a la utilización de las versiones tradicionales, solo de metal.
Los expertos creen que los temores no se disiparán completamente entre los médicos hasta que un ensayo amplio y a largo plazo no demuestre realmente que los dispositivos con medicación son seguros.
Rezai, por su parte, indicó que su método sortea esas preocupaciones porque emplea electrodos en lugar de fármacos.
"Los electrodos evitarían la formación de coágulos y afectarían los nervios de los vasos sanguíneos, haciéndolos más resistentes a la coagulación", explicó el investigador.
Rezai contó que la idea de colocar electrodos en un stent surgió en la cafetería del hospital, mientras almorzaba con un cardiólogo.
"Ya demostramos en animales que los nervios que rodean los vasos pueden ser afectados. Los estudios humanos estarán en dos años", dijo el experto, quien agregó que el producto podría estar en el mercado en unos cinco años.
El especialista señaló además que el uso de electricidad para afectar la función nerviosa puede aplicarse para tratar muchas enfermedades.