Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

La prueba de ADN para detectar el virus del papiloma humano (VPH) descubre las lesiones que pueden derivar en cáncer cervicouterino antes que las técnicas citológicas tradicionales.
Según un informe publicado en la revista científica británica The Lancet, esa prueba no solo permite el diagnóstico temprano de la presencia de cualquiera de los 13 tipos de VPH relacionados con el cáncer cervical, sino que posibilita la extensión del intervalo de los exámenes de detección, actualmente de cinco años.
Dirigido por Chris Meijer, del “Centro Médico Universitario VU”, en los Países Bajos, el equipo de científicos estudió a 17 155 mujeres con edades comprendidas entre los 29 y los 56 años, todas ellas participantes en un programa holandés de detección del cáncer cervicouterino.
A 8 575 de ellas, los investigadores les realizaron la prueba de ADN del VPH, mientras que a las 8 580 restantes se les aplicaron las citologías vaginales convencionales.
El estudio recoge cómo se detectaron antes muchas más infecciones potencialmente inductoras del cáncer en las mujeres que fueron sometidas a las pruebas de ADN del VPH (68 de 8 575) que en las que recibieron los procedimientos tradicionales (40 de 8 580).
"Nuestros resultados demuestran que la aplicación de las pruebas de ADN de VPH lleva a detectar antes las lesiones clínicamente relevantes relacionadas con el cáncer de cuello de útero, por lo que sugerimos que el actual intervalo de cinco años para el test de detección se prolongue al menos un año más", señalan los autores del informe.
En un comentario que acompaña el artículo, los doctores Guglielmo Ronco y Néreo Segnan, de la “Unidad de Cáncer Epidemiológico”, en Turín, Italia, subrayan que la dilatación de los intervalos entre pruebas no solo reduciría su costo sino que aumentaría la participación de las mujeres en estos análisis.
Aunque el cáncer cervical puede prevenirse a través de la detección temprana de los cambios precancerosos, actualmente la no participación en estos exámenes es la razón más importante para un posterior desarrollo del cáncer de cuello de útero en mujeres de países desarrollados.