Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las neuronas del subplato, que se creía que morían después de dirigir las conexiones en la corteza cerebral o materia gris, permanecen en la materia blanca del cerebro adulto en pequeños números y mantienen la actividad, comunicándose con otras neuronas en el cerebro, según un estudio del Colegio de Medicina Baylor y la Universidad de Alabama en Birmingham (Estados Unidos) que se publica en la revista Journal of Neuroscience.

El trabajo comenzó cuando un estudiante del laboratorio de Friedlander y ahora residente de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale, sugirió a su tutor que las neuronas del subplato que sobrevivían estaban eléctricamente activas y en comunicación química con sus vecinas, algo que probaron en el laboratorio.

Friedlander explica que las células del subplato desaparecen en un proceso normal de muerte celular programada durante el desarrollo del cerebro pero que alrededor de un 10 por ciento permanecen durante la vida adulta. "Aunque su papel como dianas guía transitorias para el crecimiento de las fibras nerviosas del cerebro fetal ya se ha descrito, no se poseen muchos datos sobre las propiedades funcionales de estas células en el cerebro postnatal", señala el investigador.

Torres-Reverón creyó ver las células en la materia blanca de cerebros postnatales más maduros y descubrió un método para visualizar estas células en secciones aisladas de cerebros de animales y dirigirse a ellas con una micropipeta bajo el microscopio para descubrir sus propiedades funcionales. Al descubrir una de estas células tenía que guiar la micropipeta hasta ella y registrar su actividad eléctrica y las señales de entrada químicas procedentes de las áreas cerebrales cercanas para analizar las propiedades de la célula.

El investigador descubrió que las células de subplato supervivientes, generaban señales eléctricas como otras células nerviosas y que recibían señales de otras células. Estas señales también eran flexibles ya que su fuerza variaba según la experiencia y la actividad. Se cree que este proceso es un componente crítico de la formación de la memoria, señala Friedlander.