Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

A pesar que un tercio de los países no cuentan con un presupuesto específico, los trastornos mentales se han convertido en la enfermedad no contagiosa más extendida en el mundo e incrementan el riesgo de enfermedades como los problemas cardíacos o la diabetes mellitus.
Estos trastornos, con una incidencia del 28 %, han superado al cáncer en el ranking mundial de enfermedades no contagiosas y son causa del 14 % de las enfermedades mundiales. Así lo recoge uno de los informes publicados en la revista científica británica, The Lancet, que dedica un número entero a la salud mental con el fin de presionar a las instituciones mundiales para que la incluyan en su agenda.
Dirigido por el profesor Martin Prince, del Instituto de Psiquiatría del King's College de Londres, el primero de los artículos prueba que los problemas de salud mental, que van desde la depresión hasta la esquizofrenia, incrementan el riesgo de desarrollar enfermedades físicas, como problemas del corazón, diabetes mellitus, VIH/sida o paludismo, al tiempo que complican sus tratamientos.
En un momento en el que el 90 % de las 800 mil personas que cada año se suicidan en todo el mundo presenta algún trastorno neuropsiquiátrico, el estudio reclama que la sensibilización de la salud mental se integre “en todas las políticas sanitarias y sociales, así como en la planificación del sistema sanitario”.
Escasez de recursos para los trastornos mentales, desigualdad en su acceso e ineficacia en su uso son las principales dificultades que afronta la lucha contra los problemas de salud mental, según otro de los artículos.
Este segundo estudio recoge que una quinta parte de los países con presupuesto para trastornos mentales gasta menos del 1 % en el tratamiento de esas enfermedades que siguen infravalorando los sistemas sanitarios de la mayoría de países, concretamente en los de rentas bajas y medias.
“Más que de tecnologías avanzadas, la resolución de los problemas de salud mental depende de disponer de buenos profesionales”, afirma el informe. Añade que el costo de proveer los recursos necesarios para estas enfermedades sería tan solo de dos dólares por persona en los países subdesarrollados y de 3 a 4 dólares en los de rentas medias.
En la presentación en Londres de este número especial de The Lancet, su director, Richard Horton, destacó que los trastornos mentales de salud “no solo están descuidados, sino profundamente estigmatizados en nuestra sociedad”. Añadió que las instituciones mundiales han hecho “muy poco, por no decir casi nada” para combatir “esta cultura de la oportunidad perdida”.
Por su parte, el economista y director del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia (Estados Unidos) Jeffrey Sachs, se mostró convencido que combatir los problemas de salud mental es “uno de los desafíos” a los que se enfrenta la sociedad del siglo XXI.
“No se trata solo de conseguir más presupuesto sino que es vital hacer llegar los recursos a los países con ingresos menores”, porque la pobreza y la falta de educación son, precisamente, dos de los factores que más predisponen a los desórdenes mentales, concluyó Sachs.