Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Las enfermedades infecciosas están surgiendo más rápidamente en todo el planeta, propagándose con mayor velocidad y volviéndose cada vez más difíciles de tratar, dijo el jueves la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En su informe anual sobre la salud mundial, Un porvenir más seguro: Protección de la salud pública mundial en el siglo XXI la agencia de las Naciones Unidas advirtió que existe una gran posibilidad de que otra pandemia mayor y con el potencial de provocar la muerte a millones de personas, como la gripe aviar, el SRAS, el sida o la fiebre del Ébola, pueda aparecer en los próximos años.
"Las enfermedades infecciosas se están diseminando geográficamente mucho más rápidamente que en cualquier otro momento en la historia", declaró la OMS.
El organismo afirmó que era vital mantener la observación sobre nuevas amenazas, como la aparición en el 2003 del síndrome respiratorio agudo severo (SRAS), que se propagó desde China a 30 países y causó la muerte a 800 personas.
"Sería extremadamente ingenuo y complaciente asumir que no habrá otra enfermedad como el sida, otro Ébola u otro SRAS, tarde o temprano", alertó el reporte.
La OMS dijo que desde la década del setenta han sido identificadas nuevas amenazas en una "tasa sin precedentes" de una o más cada año, lo que significa que hoy existen cerca de 40 enfermedades que eran desconocidas apenas una generación atrás. Sólo en los últimos cinco años, expertos de la OMS han verificado más de 1 100 epidemias de diferentes enfermedades.
Con más de dos mil millones de personas viajando por vía aérea cada año, la agencia de la ONU afirmó que "un brote o epidemia en una parte del mundo está apenas a unas pocas horas de distancia de convertirse en una amenaza inminente en cualquier otro sitio".
El informe llamó a reanudar los esfuerzos para vigilar, prevenir y controlar enfermedades que pueden convertirse en epidemias, como el cólera, la fiebre amarilla y las enfermedades meningocócicas.
La OMS planteó que se podría requerir la asistencia internacional para ayudar a trabajadores de la salud a identificar y contener brotes de enfermedades virales emergentes como el Ébola y la fiebre hemorrágica de Marburg.
El reporte alertó que los esfuerzos globales para controlar las enfermedades infecciosas ya han sido "puestos en serio peligro" por la difundida resistencia a los fármacos, una consecuencia de malos tratamientos médicos y del abuso de los antibióticos.
Esto es particularmente problemático en la tuberculosis, donde la extendida resistencia a los fármacos (XDR-TB) que combaten la enfermedad respiratoria contagiosa ha emergido en todo el mundo.
"La resistencia a los medicamentos también es evidente en las enfermedades diarreicas, infecciones intrahospitalarias, paludismo, meningitis, infecciones del tracto respiratorio e infecciones de transmisión sexual y está comenzando a verse en el VIH", explicó el informe.
Aunque el virus H5N1 de la gripe aviar no ha mutado a una forma que se contagie fácilmente entre los humanos, como muchos científicos han temido, la próxima pandemia de influenza sería "probablemente de una variedad aviar" y podría afectar a cerca de 1 500 millones de personas.
"La duda sobre una pandemia de influenza a partir de este virus o de otro virus de influenza aviar es aún un problema de cuándo ocurrirá, no de si ocurrirá", dijo la OMS.
La organización planteó que todos los países deben compartir datos esenciales de salud, tales como muestras de virus y reportes sobre brotes, como se requiere bajo leyes internacionales sanitarias para mitigar dichos riesgos.
Por eso, según la organización, se hace esencial la exigencia de que todos los países cuenten con la capacidad básica para detectar enfermedades y colaboren entre sí ante las emergencias de salud pública de importancia internacional.
"Muchas de las emergencias de salud pública descritas en este informe podrían haberse prevenido o controlado mejor si los países afectados hubiesen dispuesto de sistemas de salud más sólidos y mejor preparados" y sobre todo, si se hubiera alertado a la comunidad internacional.
Por todo ello, la OMS aboga por el total cumplimiento del Reglamento Sanitario Internacional (RSI) aprobado en el 2005 y que entró en vigor en junio del 2007. La finalidad del Reglamento es detener las enfermedades en el lugar de origen y en sus fronteras internacionales a través de la prevención, detección y evaluación de los incidentes que puedan constituir una emergencia de salud pública de importancia internacional.
De hecho, la notificación internacional es obligatoria cuando se presenta un solo caso de una enfermedad que pueda poner en peligro la seguridad sanitaria mundial. Porque, según el informe, "ningún país, ni rico ni pobre, está lo suficientemente protegido frente a la llegada de una enfermedad nueva a su territorio o a las perturbaciones que ello puede causar".
La OMS agregó que los accidentes que involucren a químicos tóxicos, energía nuclear u otros desastres medioambientales también deberían ser comunicados rápida y claramente para minimizar los riesgos a la salud pública.