Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El cáncer de próstata es una “enfermedad silenciosa”, pues mientras las células se transforman y se incrementan pueden pasar hasta 10 años sin que se presenten síntomas, advirtió Virgilio López Sámano, médico del Servicio de Urología del Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El especialista expuso que cuando la etapa clínica está avanzada puede incluso invadir el hueso, causando dolor e inmovilidad en la persona, sin embargo es curable si ese padecimiento se detecta y atiende en etapas tempranas. Así recomendó a los varones acudir a su médico, porque desafortunadamente son pocos los hombres que se someten al estudio del tacto rectal. Aseguró que este diagnóstico se efectúa con privacidad y puede salvar la vida a miles de personas.
Explicó que el Servicio de Urología del IMSS brinda atención por ese padecimiento aproximadamente a 100 pacientes por mes y se realiza un promedio de 15 cirugías en este mismo lapso.
Precisó que una vez diagnosticado en una etapa inicial de la enfermedad la supervivencia del paciente es mayor. De ahí la importancia de detectar a tiempo la presencia del tumor para ofrecer el tratamiento adecuado.
López Sámano detalló que en el IMSS se emplean dos opciones de atención médica: el primero para pacientes con un tumor pequeño o benigno, donde se usa el bloqueo androgénico químico, que consiste en extirpar la próstata, ganglios y vesículas seminales.
El otro es el bloqueo hormonal, tratamiento para aquellos hombres que presentan un cáncer más avanzado y diseminado y en el cual, debido a la invasión del tumor a otros órganos, los pacientes se controlan mediante la aplicación de inyecciones y medicamentos, con lo cual sólo se limita el crecimiento de las células malignas.
El cáncer de próstata comúnmente aparece en adultos mayores de 50 años, aunque se recomienda a las personas con predisposición genética o que tienen sobrepeso u obesidad acudir al médico a partir de los 40 años para realizarse el estudio del tacto rectal, como medida preventiva.