Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una hora de siesta al día puede resultar tan beneficiosa como una noche completa de sueño. Lo dice un grupo de científicos de la Universidad de Harvard, que asegura que nuestra siesta favorece las habilidades de aprendizaje y memoria tanto como ocho horas de sueño nocturno. Aunque eso sí, aclaran, esta cabezadita no debe, en ningún caso, sustituir al sueño nocturno, fundamental para la recuperación y reparación de muchas de nuestras funciones vitales.



Para comparar los efectos de la siesta frente a una noche completa de sueño en las habilidades memorísticas y de aprendizaje, estos investigadores seleccionaron a dos grupos de voluntarios con diferentes patrones de sueño. Mientras unos no había dormido nada durante el día, el resto se acostó después de comer durante hora y media aproximadamente. Posteriormente, y mediante técnicas de imagen se analizaron sus ondas cerebrales para estudiar las fases por las que atravesaba su sueño diurno.



Un ciclo completo de sueño consta de cuatro fases: superficial, intermedia, profunda y fase REM, que procede del inglés, 'Rapid Eye Movement', precisamente porque en este momento se producen rápidos movimientos de ojos. Esta es la razón por la que se suelen recomendar siestas más cortas de 15-20 minutos o más largas de hora y media-dos horas, para que se pueda completar todo el ciclo, que dura precisamente unos noventa minutos.



En esta ocasión los científicos comprobaron que las personas que atravesaban todas las fases durante la siesta obtenían mejores resultados en los test de aprendizaje que realizaban al día siguiente que quienes habían tenido un sueño de mala calidad. Incluso durante las 24 horas posteriores a esa cabezadita, su nivel de rendimiento era tan bueno como el del resto de los voluntarios que había dormido dos noches completas.