Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Investigadores de la Universidad Northwestern en Chicago (Estados Unidos) han utilizado en un modelo experimental un fármaco que se utiliza para la hipertensión y el ictus para ralentizar la progresión del Parkinson. Los científicos, que publican su estudio en la edición digital de la revista Nature, utilizaron el fármaco isradipino para "rejuvenecer" las neuronas de dopamina que destruye la enfermedad de Parkinson y evitar así que el trastorno siguiera avanzando.

Los investigadores señalan que estos descubrimientos apuntan a una posible estrategia terapéutica basada en los fármacos que bloquean los canales de calcio, como los que se utilizan en la actualidad para reducir la presión sanguínea, que podría proteger contra la enfermedad de Parkinson humana y posiblemente también ampliaría la ventana terapéutica para pacientes en las primeras fases de la enfermedad.

La enfermedad de Parkinson es un trastorno neurodegenerativo caracterizado por la muerte de las neuronas que contienen dopamina en la sustancia negra, sin embargo sigue sin conocerse por qué estas neuronas son particularmente vulnerables.

Según los investigadores, conseguir que las neuronas vuelvan a un estado más joven podría ayudar a ralentizar o detener la progresión de la enfermedad de Alzheimer. El equipo de científicos dirigido por James Surmeier informa ahora que el bloqueo de los canales de calcio con isradipino "rejuvenece" las neuronas que contienen dopamina que son las que suelen verse afectadas por el trastorno.

La investigación actual muestra que estas neuronas se basan en canales de calcio para mantener su actividad rítmica. Esta dependencia aumenta con la edad y conduce a aumentos sostenidos en calcio citosólico, que finalmente podría ser perjudicial para las células.

Al bloquear los canales de calcio en las neuronas adultas, tanto 'in vitro' como 'in vivo' en modelos experimentales, los autores fueron capaces de inducir una forma de actividad neural más joven, forzando a las neuronas a utilizar otros canales iónicos y a protegerse contra la progresión de la enfermedad.

Según explica James Surmeier, "nuestra esperanza es que este fármaco pueda proteger a las neuronas dopaminérgicas, de tal forma que si el paciente comienza a utilizarlo lo suficientemente pronto no desarrolle la enfermedad de Parkinson, incluso aunque esté bajo riesgo de ello".