Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El Instituto de Inmunología de Colombia iniciará dentro de dos años el experimento en humanos de una nueva vacuna para el paludismo, que está dando una protección del 90% en primates. Así lo anunció el martes en la ciudad española de Gijón (Asturias, norte) el investigador Manuel Alfonso Patarroyo en el V Congreso Mundial de Bioética.
Este científico, hijo de Manuel Elkin Patarroyo, el artífice de la primera vacuna (SPF66) contra el paludismo, expresó su optimismo sobre los resultados de la vacuna Colfarac en los ensayos que se realizan con monos en una isla del río Amazonas.
Patarroyo pronosticó que la vacuna colombiana puede ser mucho más eficaz que la RTSS que se experimenta en frica bajo la dirección del español Pedro Luis Alonso, que obtiene alrededor de un 30% de protección.
“Esos parámetros son incluso inferiores a los obtenidos con la SPF66”, que descubrió su padre y fue donada a la Organización Mundial de la Salud (OMS), pero que dejó de utilizarse al perder efectividad, al ser sintetizada en los Estados Unidos.
Patarroyo explicó el proceso de investigación de la nueva vacuna durante una ponencia sobre este tema en el V Congreso Mundial de Bioética que se celebra en Gijón hasta el próximo viernes con la presencia de científicos de los cinco continentes.
El investigador colombiano dijo que, en caso de lograrse la nueva vacuna, será donada para su uso en la humanidad, aunque el procedimiento aún no está definido porque queda por determinar si se le dará a la OMS o será entregada directamente por el gobierno de Colombia a otros gobiernos.
El Instituto de Inmunología de Colombia desarrolla investigaciones sobre diversas enfermedades infectocontagiosas que afectan fundamentalmente a países subdesarrollados con mayoría de financiamiento público.
El paludismo provoca tres millones de muertes al año, a pesar de que es una enfermedad curable y de fácil diagnóstico, lo que demuestra, según Patarroyo, el condicionamiento social de las poblaciones de riesgo y la complejidad del problema.
El científico reconoció que la vacuna “por sí misma” no va a resolver “casi nada”, porque se requiere una “respuesta global” a todos los factores médicos, sociales y políticos.
En ese sentido, se pronunció por conseguir un mayor compromiso social de la industria farmacéutica que debe asumir su responsabilidad con la humanidad. En la investigación de la nueva vacuna colombiana se tuvieron en cuenta variables genéticas de las poblaciones de riesgo y se realizó una secuenciación de las proteínas que favorecen la entrada del virus en el torrente sanguíneo.
En la primera jornada del Congreso, que se celebra bajo la presidencia de Margarita Salas, primera española que ha entrado en la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, participó también la británica Francoise Shenfield con una ponencia sobre la donación de ovocitos.