Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
El ejercicio, especialmente el realizado para aumentar la resistencia, ha demostrado ser capaz de revertir el envejecimiento de las células esqueléticas humanas en personas de edad avanzada, según un estudio de la Universidad McMaster en Hamilton (Canadá) que se publica en la revista digital "PLoS One". Los investigadores analizaron, antes del inicio del estudio y después de su conclusión, los perfiles de expresión genética de muestras de tejidos tomadas de 25 varones y mujeres sanos de edad avanzada, que durante 6 meses se sometieron 2 veces a la semana a ejercicios de resistencia, y los compararon con los de un grupo control de la misma edad. Los perfiles de expresión genética incluían la función mitocondrial específica de la edad, ya que varios estudios han implicado la disfunción mitocondrial en la pérdida de masa muscular y en el deterioro funcional que se observa con frecuencia en personas ancianas. De hecho, el presente estudio es el primero que ha examinado el perfil de expresión genética del envejecimiento en mayores sanos. Así, la investigación demuestra que la función mitocondrial disminuye en la edad, pero que la práctica de ejercicio da lugar a la reversión de la expresión genética hasta conseguir niveles similares a los que se observan en adultos más jóvenes. Los autores también midieron la fuerza muscular. Explican que antes del programa de ejercicio, los adultos de edad avanzada eran un 59% más débiles que los adultos jóvenes, pero tras el período de actividad física, la fuerza muscular de los primeros aumentó un 50% hasta ser sólo un 38% más débiles que los adultos jóvenes. Según los investigadores, los resultados fueron una sorpresa, ya que esperaban que las expresiones genéticas se mantuvieran estables gracias al ejercicio, y no que sus niveles se revirtieran. A su juicio, estos resultados subrayan la gran importancia que tiene el ejercicio, no sólo como medio para mejorar la salud, sino para revertir el proceso de envejecimiento en sí". En la investigación participaron dos grupos de adultos, uno de menor edad cuyos integrantes tenían entre 20 y 35 años, con una edad media de 26; y otro formado por personas de más de 65 años y con una media de 70, que fueron emparejados en términos de dieta y ejercicio. PLoS ONE 2007;2(5):e465. doi:10.1371/journal.pone.0000465 |