Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Más de 200 proteínas se ven afectadas en la enfermedad de Huntington, según informan investigadores en un estudio que ofrece a los científicos muchos caminos potenciales para encontrar tratamientos que curen esta enfermedad cerebral. Análisis realizados en moscas de la fruta demuestran que la proteína mutada por el Huntington, que caracteriza la enfermedad, interactúa con otras 200 proteínas, según afirman los investigadores en “PLos Genetics”, la revista de la Public Library of Science. Muchas de estas interacciones dañan las células del cerebro. "Es el gen produciendo algo que parece interferir con las actividades de la célula en diferentes maneras y lugares", expone el Dr. Eugene Oliver, que supervisa algunos trabajos de la enfermedad de Huntington en el National Institute for Neurological Disorders and Stroke. El Dr. Juan Botas, del Baylor College of Medicine en Houston, Texas, que participó del estudio, señaló que los investigadores podían experimentar con las proteínas y los genes responsables de su producción. "Cuando se experimenta con algunos de estos genes, se descubre que algunos de ellos mejoran los síntomas. stos podrían ser blancos terapéuticos potenciales", indicó Botas. "Cuando se experimenta con otros, la enfermedad de Huntington se vuelve más agresiva. stos podrían ser los que aceleran la edad de comienzo de la enfermedad. No todas las personas con Huntington desarrollan los síntomas a la misma edad", añadió. La enfermedad de Huntington, conocida popularmente como “baile de San Vito”, puede empezar con confusión y cambios en la personalidad, pero los enfermos luego pierden la capacidad de moverse, pensar y comunicarse. Suelen morirse ahogados, por insuficiencia cardíaca o infecciones. No tiene cura ni tratamiento efectivo. Los investigadores estudiaron moscas de la fruta manipuladas genéticamente para tener una enfermedad que se parece a la de Huntington en humanos. Hicieron un examen de genes y proteínas de alta tecnología para identificar las 200 que interactúan con el gen mutado de Huntington. "Esperamos que los investigadores lean este estudio, y que aquéllos con conocimiento específico en una proteína particular desarrollen sus propias investigaciones", señaló el Dr. Robert Hughes, del Buck Institute for Age Research en Novato, California, que trabajó en el estudio. PLos Genetics 3(5): e82 doi:10.1371/journal.pgen.0030082 |