Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Una prueba genética sería suficiente para saber si las mujeres que padecen el tipo de cáncer de mama con peor pronóstico, el que no responde a los tratamientos antihormonales ni a la última generación de fármacos dirigidos a la proteína HER2, podrían beneficiarse de la terapia con el medicamento cisplatina. Las conclusiones del estudio, realizado por el Centro del Cáncer del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos), se publican en la edición digital de la revista Journal of Clinical Investigation.

Los investigadores han descubierto la base molecular que explica por qué estos tumores son especialmente sensibles a la cisplatina, un hallazgo que podría ayudar a identificar a aquellas pacientes que podrían beneficiarse de esta terapia. Estos descubrimientos serán evaluados a finales de esta primavera en un ensayo clínico que se desarrollará en el mismo centro estadounidense.

Dos terceras partes de los cánceres de mama contienen receptores de estrógeno y progesterona, y en años recientes fármacos antiestrógeno como el tamoxifeno han mejorado la progresión de la enfermedad en las mujeres con este tipo de tumores. Alrededor de entre el 20 y el 30 por ciento de los tumores, algunos con receptores hormonales, tienen elevados niveles de una proteína llamada HER2 y son candidatos al tratamiento con el anticuerpo herceptina. El tercer subtipo más importante supone entre el 15 y el 20 por ciento de los tumores y no posee ni receptores hormonales ni expresa HER2.

Los llamados tumores "triple negativo" no pueden ser tratados ni con herceptina ni con los fármacos antiestrógenos, lo que convierte su pronóstico en malo. Estos tumores son muy comunes en pacientes con mutaciones en el gen BRCA1 pero también aparecen en mujeres sin alteraciones en este oncogén.

Los investigadores se centraron en el funcionamiento de p63, una proteína que participa en el desarrollo de las mamas y que está asociada al supresor tumoral p53. Analizaron muestras de tejido de tumores de mama triple negativos y tejidos normales en busca de la expresión de varias formas de p63 y otra proteína relacionada, la p73, conocida por promover el proceso de muerte celular o apoptosis.

Los investigadores descubrieron un número significativo de tumores triple negativo que expresaban en exceso formas particulares de p63 y p73, un patrón no visto en otros tipos de cáncer de mama. Utilizando un sistema de ARN de interferencia para inhibir la acción de p63, mostraron que la proteína estimula el crecimiento tumoral al interferir con la capacidad normal de p73 para inducir la muerte celular. Los investigadores descubrieron que la cisplatina descompone la unión de p63 a p73 y reactiva el proceso de apoptosis.

Según Leif Ellisen, autor principal del estudio, "el descubrimiento más importante fue que si las células tumorales no expresan tanto p63 como p73, las células no eran sensibles a la cisplatina". Estos resultados sugieren, según el investigador, que el análisis de los niveles de p63 y p73 en los tumores de los pacientes podría ayudar a predecir si podrán obtener beneficios con la cisplatina".