Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los médicos podrían reparar algún día el corazón de los supervivientes de infartos con parches de tejido creado en laboratorio, pero por ahora el problema es de dónde obtener las células, según el científico Ravi Birla, de la Universidad de Michigan (UM). “La ingeniería de tejidos es un campo de investigación que evoluciona rápidamente”, dijo Birla a EFE en una conversación telefónica desde el Laboratorio de Corazón Artificial en Ann Arbor, donde trabaja desde el 2004.
Según Birla, originario de Trinidad y licenciado en Química en la Universidad de las Indias Occidentales antes de ganar su doctorado en la UM, “el tejido cardiovascular es una de las áreas más excitantes, y también una de las más difíciles”. El corazón, explicó Birla, consiste en cuatro partes: músculo, válvulas, vasos circulatorios y las bombas que son los ventrículos. En el Laboratorio de Corazón Artificial “trabajamos en las cuatro áreas con ingenieros, clínicos, químicos y biólogos, con el propósito de construir el corazón pieza a pieza”. “Quedan por delante enormes problemas tecnológicos, pero estamos en un punto donde podemos hacer la ingeniería de la primera generación de prototipos para las cuatro estructuras cardiovasculares”, agregó.
El tejido cardíaco no se reconstituye, y la lesión que sufre el corazón durante un infarto deja una cicatriz de tejido muerto. Cuanto más se tarde en recibir el tratamiento para eliminar la embolia que causa el infarto, más células del tejido cardíaco morirán.
El equipo que dirige Birla ha realizado experimentos con ratas en laboratorio a las cuales se les provoca el infarto.
Los investigadores han usado células musculares o células cardíacas puestas en una hidrogelatina de fibrina, una proteína que participa en la coagulación de la sangre, lo que permite la formación de tejido más rápidamente que otras técnicas.
“La gelatina pudo sustentar temporalmente las células cardíacas de las ratas antes que la fibrina se descompusiera, tiempo durante el cual las células se multiplicaron y organizaron en tejido en pocos días”, señaló Birla.
Para evitar el posible rechazo del tejido injertado, los investigadores usaron ratas con similar configuración genética. En el futuro, si esta técnica llega a usarse en seres humanos, deberá resolverse la incompatibilidad de tejidos con fuentes diferentes de células. Los “parches de tejido cardíaco” obtenidos se implantaron luego sobre el área afectada por el infarto y rápidamente el corazón generó las vías sanguíneas para la irrigación del tejido injertado, añadió.
La investigación que lleva a cabo el Laboratorio de Corazón Artificial se ha concentrado en la comparación de diferentes métodos para la ingeniería de músculo cardíaco funcional en el laboratorio.
En diciembre pasado Birla y Yen-Chi Huang, autor principal de ese artículo, publicaron una descripción de su éxito en el cultivo de tejido cardíaco pulsante y tridimensional.
Al tiempo que se mejoran las condiciones para el desarrollo de células que conformen tejidos fuertes, duraderos y capaces de reemplazar el tejido dañado, “sigue en pie el problema de la obtención de las células”, dijo Birla.
El corazón humano está hecho con varios tipos de células y las células madre adultas no han mostrado, hasta ahora, que sean capaces de convertirse en células cardíacas. La obtención de células madre de embriones humanos es un asunto muy controvertido en Estados Unidos.

Fuente: Washington, marzo 28/2007 (EFE)