Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

El tratamiento de la depresión en pacientes que han experimentado un infarto de miocardio ayuda a aliviar los síntomas del trastorno mental, pero no previene el riesgo de reinfarto ni de muerte. Es la conclusión de un estudio realizado en 73 centros estadounidenses, avalado por el Instituto National del Corazón, Pulmón y Sangre (NHLBI) de Estados Unidos cuyos resultados se publican en el último número de "JAMA".



El estudio ENRICHD (Enhancing Recovery in Coronary Heart Disease Patients Study) constituye la primera gran investigación que ha evaluado los efectos del tratamiento de la depresión, que afecta a aproximadamente una cuarta parte de los pacientes infartados.



Incluyó a 2.481 pacientes que presentaban depresión y/o recibían poco apoyo social en los primeros 28 días posteriores al infarto. La mitad recibió consejo psicológico y terapia conductual durante 6 meses, mientras que la otra mitad recibió sólo el tratamiento médico convencional. Todos fueron sometidos a pruebas para medir el grado de depresión y apoyo social, y aquellos con depresión grave recibieron tratamiento farmacológico para la misma.



Si bien ambos grupos experimentaron una disminución de los síntomas depresivos y de aislamiento (del 57% en el grupo que recibió tratamiento a tal efecto y del 47% en el que únicamente recibió tratamiento médico estándar), no se registró una mejor tasa de supervivencia asociada a la terapia para la depresión, pues aproximadamente el 24% en ambos grupos había fallecido al cabo de 3 años.



A pesar de estos resultados, los autores consideran que la investigación demuestra que el tratamiento antidepresivo mejora la calidad de vida de los pacientes aunque no reduzca la mortalidad.



JAMA 2003;289:3106-3116