Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Un estudio realizado en la Universidad de Stanford en California (Estados Unidos) con ajo crudo y dos tipos de suplementos comerciales demuestra que el ajo no reduce de forma significativa las lipoproteínas de baja densidad (LDL). La investigación se publica esta semana en la revista Archives of Internal Medicine.

Los investigadores reclutaron a 192 adultos de entre 30 y 65 años que tenían niveles relativamente elevados de LDL (entre 130 y 190 miligramos por decilitro) en un estudio que comenzó a gestarse en noviembre del año 2002 y que continuó hasta junio del 2005, aunque los resultados se limitan a un seguimiento de seis meses.

Durante el estudio, se asignó de forma aleatoria a los participantes a cuatro grupos en los que éstos tomaron ajo fresco, un suplemento de ajo en polvo, un suplemento de ajo envejecido o placebo. La cantidad consumida en los tres grupos que tomaron ajo fue el equivalente a un diente de ajo de tamaño medio diario durante seis días a la semana.

Según los investigadores, no se produjeron efectos significativos sobre las concentraciones de colesterol en ninguno de los tres grupos que tomó ajo. Los niveles de triglicéridos y de colesterol, HDL o LDL, no mostraron cambios, señalan los autores del trabajo. Aunque no se presentaron efectos secundarios entre los participantes del estudio, más de la mitad de aquellos que participaban en el grupo del consumo de ajo crudo sí informaron de mal olor corporal y mal aliento.

Los resultados del ensayo no deben ser generalizados a otras poblaciones o efectos sobre la salud ya que el ajo podría disminuir los valores de LDL en determinados grupos de población, como los que tienen altos estos niveles, o podría tener otros efectos beneficiosos para la salud, concluyen los autores.