| Las ventajas e inconvenientes que tiene la superespecialización, las formas en que puede afectar a la organización sanitaria, su influencia en los distintos tipos de pacientes con comorbiliad y la valoración que la sociedad en general hace de la misma han sido algunas de las cuestiones clave abordadas en el seminario “Súper-especialización del médico general/de familia y su impacto en la clínica y el resultado”, incluido dentro del programa “Innovación en Atención Primaria”, organizado, el pasado viernes 23 de febrero en Madrid por La Fundación de Ciencias de la Salud y la Fundación para la Formación de la OMC. Sobre estas cuestiones dio su visión la reconocida experta en Atención Primaria Bárbara Starfield, profesora en Pediatra y salubrista de la Escuela de Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins, Baltimore, EEUU., quien, durante su intervención en dicho seminario, partió de la definición de superespecialista en Medicina general/de familia como “aquel profesional que emplea parte de su horario cotidiano en atender un área de especialidad determinada, dedicando, por tanto, su tiempo a procedimientos, problemas o tratamientos habitualmente realizados fuera de la Atención Primaria”. Para Starfield, si en un principio la superespecialización parece mejorar el contacto, sin embargo, puede comprometer la atención integral por su énfasis en la enfermedad, no en la persona. Por tanto, y a su juicio, “la superespecialización no parece ser una respuesta que mejore el trabajo en Atención Primaria”, coincidiendo así con lo expuesto por otros expertos en A.P. del ámbito nacional. Por la conducta que puede apreciarse en este tipo de médicos generales “es esperar un mayor uso de servicios innecesarios, y un comportamiento similar al de los especialistas que forman al médico en su superespecialidad”, según sus palabras. Dado que los modelos organizativos suelen variar de unos países a otros, el análisis de la superespecialización en diferentes países se vuelve complejo. Casi todo lo que se sabe a cerca de esta cuestión procede de estudios realizados en Reino Unido, los cuales recogen experiencias que indican que “con la superespecialización aumentan las derivaciones sin mejorar el resultado en salud, con un incremento del coste y con más inconvenientes administrativos”. En base a estas experiencias, el doctor Juan Gervas, médico general y miembro del Equipo CESCA (Grupo Multiprofesional del Estudio y Análisis de la Atención Primaria), destacó lo positivo como la satisfacción por parte del profesional y también del paciente, mientras como negativo persiste la excesiva derivación, “que incide en que estos médicos acaben comportándose como ‘malos especialistas’”. Derivaciones innecesarias Durante el debate que se suscitó en el transcurso de este seminario, varias opiniones insistieron en lo que está sucediendo, precisamente, con las derivaciones a Atención Especializada. Así, para la experta Concepción Violan, especialista en Medicina de Familia y Comunitaria, del Instituto de Investigación en Atención Primaria, de la Fundación Jordi Gol y Gorina, “el problema está en delimitar dónde empieza y termina un problema de salud y a partir de cuándo debe ser tratado en el primer, segundo y tercer nivel asistencial”. Según datos manejados por esta experta resultantes de un trabajo llevado a cabo en la ciudad de Barcelona, las especialidades que registran mayor nivel de derivación serían: Oftalmología, Traumatología, Dermatología, Otorrinolaringología y Cardiología, entre otras. El caso es que para algunos de los participantes, “el 65 por ciento de todo lo que se deriva nunca debiera salir de la Primaria, y si se hace así es porque se está demasiado centrado en las carteras de servicios, derivándose lo que no debería ser derivable. Esta manera de proceder dispara el coste sanitario y la yatrogenia”. Precisamente, como se apuntó, hay puesto en marcha un proyecto en tres comunidades autónomas: Asturias, La Rioja y Navarra, centrado en una serie de indicadores para medir los episodios que no tendrían por qué ser derivables. Sin embargo, parece ser, según se indicó, que todavía no está demostrado que derivar más o derivar menos implique una mejor o peor calidad de la práctica en A.P.”, aunque, el doctor Gervas aseguró, en este sentido, que “hay datos que demuestran que cuanto más médicos se emplean mayor es el número de errores, y eso la población debería comenzar a saberlo”. Recuperar la atención integral Lo importante, a juicio de la profesora Starfield, “es hacer sentir al paciente que no hay fronteras artificiales en su atención por la colaboración sin fisuras entre Especializada y Primaria”. En línea con ello, el doctor Juan Gervas piensa, al igual que otros asistentes a este encuentro, que la clave es que “los médicos de cabecera han de recuperar su atención integral y cubrir áreas que ahora no están cubriendo”, coincidiendo en ello con el gerente del rea 6 de A.P. de Madrid, Miguel Amengual, que pese a estar de acuerdo ve dificultades “porque los cupos no son homogéneos, hay gente con más y menos habilidades y por tanto, habría que profundizar más en lo referente a la integralidad”. El presidente de la Sociedad Española de Medicina General (SEMG), José Manuel Solla, se mostró convencido de que hay que incrementar la polivalencia del médico general/de familia y formarlo de “manera exquisita para que pueda ser más resolutivo”. Violan reiteró que “la integralidad es el elemento clave sobre todo en el caso de la atención de calidad de las personas con comorbilidad”, siendo, asimismo, esencial, a su criterio, “la práctica clínica basada en los principios de la Atención Primaria para minimizar las pruebas complementarias superfluas y la prescripción de fármacos de última generación”. Esta experta hace hincapié, finalmente, en la necesidad de realizar cambios organizativos ante la escasez de recursos humanos tanto de facultativos como de personal de enfermería. Cambios que, a su juicio, y parafraseando a Starfield “deben realizarse sabiendo que es necesario estimular intelectual y económicamente a los profesionales”. |
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