Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

Los seres humanos apenas se guían por el "aroma" de las feromonas a la hora de encontrar una pareja sexual. Según un nuevo estudio desarrollado por investigadores de la Universidad de Michigan (Estados Unidos) y publicado en "Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS)" esto se debe al protagonismo que, en estos casos, adopta la visión en color.



Muchas criaturas, incluidos los primates, se basan en las moléculas de esencias altamente específicas, llamadas feromonas, para encontrar a una pareja adecuada. Incluso los ratones, poseen 140 genes solo de receptores de feromonas, tal como se descubrió en el secuenciado completo del genoma del ratón. Nuestros parientes más cercanos del árbol de familia de los primates se basan en la llamada "hinchazón sexual" y en el color de unas motas que aparecen en la piel para señalar su buena forma reproductiva y fertilidad.



De hecho, pese a que los seres humanos y estos primates aún portan genes que deberían crear receptores de feromonas en nuestra nariz, estos genes han mutado hasta el punto de que son meramente pseudogenes: ya no funcionan más.



Los autores del presente trabajo han empleado los genes de personas y primates para obtener una respuesta a este misterio genético. Según ellos, lo que creó esta diferencia fue una notable duplicación de genes que se produjo entre hace unos 23 millones de años y la división de los primates del Nuevo Mundo y el Viejo Mundo, que se dio hace alrededor de 35 millones de años. Un ancestro de los primates del Viejo Mundo (humanos, chimpancés, gorilas, orangutanes y babuinos) desarrollaron una segunda copia del gen de la visión en color del rojo y el verde, que reside en el cromosoma X.



Las hembras de los monos del Nuevo Mundo poseen una visión a todo color porque las hembras poseen dos cromosomas X que portan los genes tanto de la visión del color rojo como del verde.