Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

“El cáncer se cura”. Lo dice un prestigioso oncólogo español, José Ramón Germá Lluch, que en sus 30 años de ejercicio profesional ha atendido a miles de pacientes y ahora, como un mensaje de esperanza, publica un libro con sus experiencias sobre la lucha por la vida. “Imagínese, he atendido a 300 o 400 pacientes cada año, en total 10 000 o 15 000 enfermos han pasado por mi consulta”, explica en una entrevista con EFE.
Su práctica clínica, unida a las frías estadísticas, le permite asegurar con rotundidad que el cáncer ya no es sinónimo de muerte y que, al menos en los países más desarrollados, como Estados Unidos o España, el 64% de los casos diagnosticados se curan.
“Por fin, la mitad de la botella vacía es menor que la mitad llena”, sostiene el doctor Germá.
En El cáncer se cura; 50 historias reales de esperanza (Editorial Planeta), el jefe del servicio oncológico del Instituto Catalán de Oncología, que dirige también el Departamento de Oncología del Hospital General de Cataluña, disecciona la historia de esta enfermedad y aventura el futuro que le espera.
Los oncogenes -los responsables de la transformación de una célula normal en una maligna que desarrollará un determinado tipo de cáncer-nacieron hace 800 millones de años, pero su incidencia ha aumentado en las sociedades desarrolladas tanto por la longevidad que disfrutamos como por nuestros hábitos de vida y el deterioro del medio ambiente.
Entre estos hábitos, Germá destaca el tabaco como el más nocivo. “Si mañana el tabaco desapareciera, el 30% de los casos de cáncer desaparecerían, no sólo el de pulmón”, explicó a EFE.
El llamado “fracaso frente al cáncer”, según Germá, está relacionado con el tratamiento demasiado tardío de la enfermedad. “Las enfermedades neoplásicas (los cánceres) habrían desaparecido hace tiempo si fuéramos capaces de detectarlas en momentos incipientes de su evolución y las tratáramos usando procedimientos específicos verdaderamente eficaces”, afirma en el libro.
Germá reconoce que los avances han sido espectaculares en algunos tipos de cáncer como los tumores infantiles y, ya en adultos, en el de mama, próstata, vejiga, tiroides, melanoma, testicular o enfermedad de Hodgkin, que presentan tasas de curación entre un 65 y 90% respectivamente, frente a otros tumores, como pulmón, páncreas o hígado, con tasas de mortalidad aún muy elevadas.
Diagnósticos cada vez mejores y más tempranos, gracias a la mamografía y la colonoscopia, y el perfeccionamiento de las técnicas terapéuticas son las causas, según Germá, de que se esté ganando la batalla.
Paradójicamente, mientras la curación avanza, la incidencia del cáncer aumenta en las sociedades más desarrolladas y también en los países en desarrollo, que han mejorado sus expectativas de vida pero han empeorado sus condiciones ambientales y sus costumbres. En ese sentido, citó el caso de China, donde la adopción de hábitos occidentales como el tabaco, con 300 millones de fumadores en la actualidad, augura un aumento exponencial de los casos de cáncer.
“El problema más grave -explicó- es que en el 2020 vamos a doblar el número de incidencias anuales en el mundo, de 10 a 20 millones, y el 75% de los casos de cáncer van a estar en países no desarrollados”.
“Si no somos solidarios”, universalizando las ventajas terapéuticas o facilitando la vacuna del papiloma que previene el cáncer cervicouterino, una plaga en los países pobres, estaremos hablando "incluso de 12 millones de muertes anuales en el mundo", subrayó.
Sobre el recurso a las clínicas de Estados Unidos, una práctica común entre las clases acomodadas de España y América Latina, Germá se muestra partidario -pues es un índice de cultura- de acudir a una segunda opinión médica.
Resulta comprensible, por ello, la referencia de Estados Unidos, aunque hay institutos con mucha experiencia en España, Reino Unido, Francia, Holanda o Italia, pero -advierte Germá- “una cosa es pedir una segunda opinión y otra es que te vayas a tratar a esos centros”.
“Los tratamientos más avanzados están al alcance de la inmensa mayoría de los hospitales españoles”, según este especialista, para quien “la oncología en España goza de muy buena salud”.
En cuanto a América Latina, donde Germá intentó poner en marcha un plan de lucha contra el cáncer en Bolivia, el panorama es “muy complicado”. “En Bolivia me quedé muy asombrado de la incidencia y la mortalidad del cáncer cervicouterino”, un problema que se puede solucionar con la vacunación contra el virus del papiloma humano (VPH), que provoca este tipo de tumor.
Sin embargo, “los precios de los fármacos son dos veces y media más caros que en España”, denuncia Germá, quien advierte la necesidad de extender ya los programas de vacunación a las niñas en los países en desarrollo ahora que “está a punto de comercializarse la segunda vacuna del virus del papiloma humano VPH”.
Habituado a ilustrar a sus pacientes con ejemplos como el del tenor José Carreras, el ciclista Lance Armstrong, los actores Sean Connery y Charlton Heston o el político John Kerry, Germá es un médico optimista que ha estampado en la portada de su libro una gran flor de girasol: el sinónimo de la luz y la esperanza.

Fuente: Madrid, febrero 18/2007 (EFE)