Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Depresión, condiciones mentales graves y soledad estarían ligadas con dolencias como la enfermedad cardíaca y la demencia, según varios estudios recientes. Las conexiones exactas entre el mal funcionamiento de la mente y los problemas físicos siguen siendo una interrogante, pero al menos uno de tres equipos de investigadores que escribieron en Archives of General Psychiatry señaló que varios factores estarían actuando en ese vínculo. El doctor Jesse Stewart, ex miembro de la Escuela de Medicina de la University of Pittsburgh, halló una correlación entre la depresión y el endurecimiento de las arterias (aterosclerosis) en su estudio de tres años, que incluyó a 324 hombres y mujeres de una edad promedio de 60 años. Las arterias de aquellos participantes que estaban más deprimidos se habían estrechado dos veces más que las de quienes tenían menos depresión, reveló el estudio. El endurecimiento de las arterias puede ser un paso previo a un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular, y ocurriría por el mal funcionamiento del sistema nervioso en las personas deprimidas, escribió Stewart. La depresión también afectaría la regulación del organismo, de las glándulas que emiten químicos que determinan el nivel de energía y crecimiento, y alteraría el funcionamiento de las células responsables de la formación de coágulos sanguíneos. La aterosclerosis conduce a una reacción en exceso del sistema inmune, y se sabe que la inflamación resultante emite químicos que pueden afectar la conducta, agregó el especialista. Asimismo, el cerebro puede sufrir una disminución en el flujo sanguíneo, lo que refuerza la depresión y las condiciones concomitantes, indicó Stewart. En la misma publicación, un estudio británico efectuado a 46,136 personas con enfermedades mentales graves reveló que aquellas que tenían menos de 50 años eran tres veces más propensas a morir de enfermedad coronaria y accidente cerebrovascular que quienes no padecían problemas psíquicos. Las condiciones mentales elevaron más de dos veces el riesgo de muerte por enfermedad cardíaca en los mayores de 75 años. El riesgo de morir de enfermedad cardíaca fue aún mayor entre aquellos participantes que tomaban medicación antipsicótica, dijo el autor del estudio, David P.J. Osborn, del Royal Free y la Escuela Médica del University College en Londres. Una tercera investigación descubrió que un sentimiento persistente de soledad entre los adultos mayores duplicaba el riesgo de desarrollar síntomas similares a los de la enfermedad de Alzheimer, comparados con aquellos pacientes que tenían contacto con otras personas. No obstante, las autopsias de 90 de los participantes que murieron -el único diagnóstico seguro- no revelaron la presencia de la enfermedad de Alzheimer en el cerebro de esos ancianos. Ese resultado sugiere algo más para el autor del estudio, Robert Wilson, del Centro Médico de la Rush University en Chicago. Wilson indicó que la depresión y la soledad dañaron de algún modo la capacidad del cerebro de compensar el deterioro relacionado con la edad de los senderos que subyacen a las conductas sociales y la demencia inducida. En Internet, Archives of General Psychiatry: http://archpsyc.ama-assn.org/ |