Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos

A medida que las infecciones que los pacientes contraen en los hospitales se vuelven más resistentes a los antibióticos, las instalaciones están recurriendo a medidas más agresivas, incluyendo un plan de “buscar y destruir”, tomado prestado de Europa.
Cada año, las infecciones por estafilococos y otros microorganismos que viven en hospitales causan la muerte a 90 000 personas y redundan en 4 500 millones de dólares en costos adicionales, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
Un estudio publicado en diciembre en la revista American Journal of Medical Quality reveló que los hospitales perdían 27 000 dólares por cada paciente que contrae una infección prevenible.
Las aseguradoras reembolsan muchas permanencias en hospitales por el diagnóstico más que por el día y los pagos disminuyen cuanto más tiempo se queden los pacientes en el hospital.
“Muchos administradores hospitalarios no se dan cuenta cuán costosas son estas infecciones”, dijo Lance Peterson, director de epidemiología del Evanston Northwestern Hospital, ubicado en las afueras de Chicago. Sin embargo, los costos no han dejado de ser captados por las aseguradoras gubernamentales privadas que conjuntamente financian la mayoría de los dos mil millones de dólares de las cuentas de salud.
Las cepas resistentes a antibióticos o “súper gérmenes”, ahora representan aproximadamente dos tercios de las infecciones asociadas con la asistencia médica. La Vancomicina es usado con frecuencia para tratar las infecciones persistentes, pero algunas se han vuelto resistentes al antibiótico.
Betsy McCaughey, fundadora del Comité para la Reducción de las Muertes por Infección, dijo que gran parte de las evidencias mostraban que tres pasos podrían reducir dramáticamente los fallecimientos por gérmenes en los hospitales.
Señaló que la mayoría de las instalaciones en Estados Unidos no estaban implementando estas prácticas: el meticuloso lavado de manos entre procedimientos, limpieza del equipamiento entre pacientes e identificación de personas infectadas antes que ingresen al hospital. “Aproximadamente el 90% de los pacientes tratados en un hospital saben de antemano que serán admitidos y pueden ser sometidos a una prueba en el consultorio de un doctor una semana antes”, dijo McCaughey.
El CDC sugiere que los hospitales examinen a los pacientes de alto riesgo, como aquellos con el sistema inmunológico débil, pero no recomienda revisar a todos los internados en busca de infecciones. Eso deja lugar para que los hospitales experimenten con un sinfín de enfoques lo que se traduce, según los expertos, en una falta de consistencia.
De hecho, las grandes cadenas como Tenet Healthcare Corp. y Triad Hospitals Inc, dejan las políticas de manejo de las infecciones a criterio de los administradores locales.
Evanston Northwestern, afiliado a Northwestern University y parte de una pequeña red de trabajo local, forma parte de un puñado de hospitales estadounidenses que está implementando “la vigilancia universal”, analizando a cada paciente que entra por la puerta, en busca de infecciones. Cuando obtiene un resultado positivo, se aísla al paciente, se le suministra poderosos antibióticos y se requiere que todas las personas que entren a la habitación usen batas y guantes.
Por cada paciente con una infección no tratada, cuatro o cinco de ellos comienzan a portarla en su nariz, dijo Peterson de Northwestern.
La política de “buscar y destruir” del hospital está tomada de algunos países europeos como Holanda, donde las infecciones adquiridas en hospitales son inusuales.
Un componente clave de los esfuerzos de Evanston es el nuevo ensayo genético de Becton Dickinson & Co., el cual arroja resultados en pocas horas, comparados con los días que le toma al producto más antiguo. Aproximadamente 160 de los 5 000 hospitales de Estados Unidos usan la prueba, con respecto de los 60 de hace unos pocos meses atrás.
Pero algunos expertos cuestionan que el rápido ensayo genético sea más efectivo en cuanto a costos que su versión anterior, mucho más barata, basada en cultivos que toman unos pocos días en arrojar resultados.
Robert Weinstein, doctor del hospital Cook County de Chicago y el beneficiario de una beca del CDC para estudiar el tema, dijo que el nuevo ensayo necesitaba de datos revisados por colegas para apoyar su uso generalizado.
Steven Campanini, portavoz de Tenet, dijo que la compañía no consideraba que la prueba sea esencial. Cada prueba cuesta aproximadamente 25 dólares y el equipamiento necesario para su funcionamiento vale unos 30 000. Si el hospital no quiere realizar la inversión capital, existen arriendos con opción de compra y otras opciones de pago.
McCaughey dice que el ensayo es definitivamente preferible para pacientes de emergencia, quienes no pueden ser analizados de antemano. Pero afirma que ello no hace que la prueba anterior sea obsoleta para otros pacientes. “Es más fácil de usar”, dijo. “Si no cuentas con un ensayo rápido, debes aislar al paciente hasta tener la prueba de vuelta”.
Mientras tanto, las aseguradoras públicas y privadas están empleando la técnica del garrote y la zanahoria para hacer que los hospitales cambien. A nivel nacional, el gobierno de Estados Unidos está considerando detener los pagos por infecciones evitables en pacientes afiliados a Medicare, el programa federal de seguro médico para unos 43 millones de personas de la tercera edad y discapacitados.
Illinois, Pensilvania y un puñado de otros estados requieren que se informen los índices de infección y aproximadamente dos decenas de otros estados están considerando la medida.
Los estados financian el sistema de salud por medio del programa de seguros Medicare para los 53 millones de necesitados de la nación.
En Illinois, la aseguradora privada Blue Cross Blue Shield está dando a Evanston Northwestern un pago adicional del 10% aproximadamente por infecciones evitadas. Muchas aseguradoras también están “tratando de disminuir los reembolsos” para infecciones prevenibles, dijo Peterson.
En Texas, unas dos decenas de hospitales de la red Blue Cross Blue Shield acordaron usar un sistema informático de rastreo realizado por Cardinal Health Inc, que busca identificar las infecciones. La aseguradora comparte el costo con cada hospital y el centro médico debe informar los resultados con la compañía, dijo Rick Haddock, director general de programas especiales de Blue Cross de Texas. “Estamos tratando de encontrar una mejor trampa para ratones”, afirmó, agregando que el esfuerzo a lo largo de varios años ha ahorrado 1,6 millones de dólares y ha prevenido 326 infecciones.