Revista de Ciencias Médicas de Cienfuegos
Los bebés expuestos al alcohol en el inicio del embarazo podrían tener una respuesta al estrés más exagerada que otros niños, según informaron investigadores. Se sabe que la exposición prenatal al alcohol puede causar distintos problemas de por vida, como insuficiencia del crecimiento, discapacidad física y mental, y trastornos del aprendizaje. Algunos estudios, la mayoría en animales, sugirieron también que el alcohol afecta el desarrollo de los sistemas complejos que regulan las respuestas corporales al estrés. En el nuevo informe, investigadores hallaron que, en general, cuanto mayor era el consumo materno de alcohol en el comienzo del embarazo, mayor era la reacción del bebé al estrés, incluido un ritmo cardíaco mayor, aumento en el nivel de las hormonas del estrés y mayor estrés emocional. Ese aumento en la “reacción al estrés” es un factor de riesgo potencial de problemas emocionales y cognitivos futuros, dijo a Reuters Health el doctor David W. Haley, autor principal del estudio. Además, el equipo de Haley halló que el consumo femenino de alcohol muy temprano en el embarazo, es decir incluso antes que las madres supieran que estaban embarazadas, se presentó como un factor clave en las respuestas al estrés de los bebés. “Según estos resultados y los hallazgos de otros estudios, las mujeres que planean quedar embarazadas deberían abstenerse de tomar alcohol para estar seguras”, dijo Haley, profesor asistente de Psicología en la Universidad de Toronto, en Canadá. El estudio, publicado en Alcoholism Clinical Experimental and Research, se basó en pruebas a 55 bebés de cinco a siete meses de vida, que eran hijos de mujeres que participaban en una investigación mayor sobre el consumo de alcohol. Las respuestas al estrés de los bebés se midieron con una prueba estándar llamada “cara inmóvil”, en la que uno de los padres mira al bebé sin moverse ni responderle. Esto suele molestar al bebé y le provoca el aumento del ritmo cardíaco y nivel de la hormona del estrés, cortisol. Pero el equipo halló que esa respuesta tendió a ser mayor al aumentar su exposición prenatal al alcohol. En promedio, las madres en el estudio recordaron tomar unas dos bebidas al día en las semanas previas a saber que estaban embarazadas. Desde ese momento, disminuyeron el consumo significativamente, pero la investigación halló que fue la ingesta de los primeros días del embarazo la que demostró afectar la reacción al estrés de los bebés. Es posible, según el equipo, que la exposición fetal al alcohol altere el desarrollo de las conexiones complejas entre el cerebro y las glándulas adrenales que regulan la respuesta del cuerpo al estrés, incluida la secreción de la hormona del estrés. De hecho, la mayor exposición a esta hormona podría dañar en los bebés el desarrollo del cerebro. “Nuestros resultados podrían ser muy importantes para las mujeres que toman alcohol, aun en niveles considerados sociales, antes de saber que están embarazadas y para sus hijos”, escribieron los investigadores. |